domingo, julio 31, 2005

HoneyBunnyBlue mi vida con Oliverio



Buscaba no recuerdo bien qué cuando apareció en mi pantalla una «libretilla» (blog), imagino que una de tantas; por ello no tengo idea de por qué una vez que había salido de allí, regresé. Pero así ocurrió, y entonces fue cuando me sorprendió: ¡había cambiado de color! Anda, pensé, éste debe de ser el diseño que había que copiar unos ficheros, pero que necesitabas tener, a parte, un FTP propio o prestado, o algo así. Y, aunque no lo sé, sigo pensando que es ése :)

No había leído nada porque de momento –ahora ya me he acostumbrado- el uso de mayúsculas y minúsculas en los títulos me descentraba un poco, pero me dediqué a probar las cositas que había, cada vez que “refrescaba”, cambiaba el color de fondo y de letra, a la que también podías cambiar estilo y tamaño. Después leí lo que había sobre la casilla que te permitía hacer los cambios:

“extraño lugar de locura, muerte, vida y amor. “ Pensé, caray, extraño sí, algo loco también, ahora que lo de muerte, vida y amor, algo exagerado ¿o no?

Pues no, leyendo algunos mensajes antiguos (el blog comienza en 2002 ...) he de reconocer que era un extraño lugar de locura, muerte, vida y amor. Tantas veces leí una palabra -que en España tiene un significado muy feo: suele decirse que es la profesión femenina más antigua del mundo-, que supuse que no debe de tener el mismo, o no debe de significar lo mismo en Sudamérica, o que lo dicen coloquialmente como yo digo: cachis, o jo, o jobar :) Sea como sea, así conocí a Oliverio. Así supe qué palabras comprendía, e incluso sabía decir. Así supe que iba a tener un hermanito y así, algunos día, sonreía leyendo cosas sobre él.

No tengo ni idea de porqué cuando recibí aquel e-mail en el que me hablaban de la botellita que había lanzado tiempo antes al 'mar' de Internet, quizá fuese porque ya tenía en mente hablaos de él, y añadirlo a los enlaces de “amigos, fue cuando, sin más, titulé “Hoy quería hablaros de Oliverio, pero ...” (Aunque, para ser sincera no pretendía darle tanto misterio, salió así, como salen casi todos ya que lo escribí, igual que éste, directamente sobre la plantilla -luego pasa lo que pasa- )

Más tarde me dio un poco de apuro; pensé que igual a su madre no le parecía bien, y entré a 'HoneyBunnyBlue' para decirle que hacía tiempo que seguía sus ‘pensamientos’, que me divertía mucho las cosas que contaba de Oliverio, y que ... mejor lo copio textualmente: fue así. Primero lo que yo le decía, y luego su respuesta:

Hola :)

Con alguna frecuencia sigo tus artículos. Me divierte(n) <--faltaba una “ene”, mucho las cosas que cuentas de Oliverio, y si no recuerdo mal una vez te sugerí un nombre para tu bebé (caso de que sea niña :) Bueno, es una forma de decirte que no es la primera vez que te leo, y que ayer acababa de hacerlo, y pensé, alguna vez tengo que comentarles algo a mis amigos, de Oliverio (-->esto lo añado ahora: ¡vaya desastre de redacción! :). Quizá por ello cuando recibí un email de un amigo contándome una cosa que me hizo mucha gracia, titule: Hoy quería hablaros de Oliverio, pero...

Bueno, lógicamente no hable de Oliverio, alguien pensó que me refería a Girondo, ya imaginarás. Hoy, tampoco he hablado de Oliverio. Tardaré, espero, unos días en hablar de él, si es que me dejan, claro, y luego les daré la dirección de tu "libretilla", por si alguno no la conoce, y ellos mismos disfrutarán, estoy segura, como lo he hecho yo, leyéndote. Bueno, quería que lo supieras.

Un saludo.
indah

(Y su respuesta)

"hola!! qué bueno saber que del otro lado hay alguien que se divierte con "mi" Oliverio. Y sí, mi hijo se llama Oliverio por Girondo, porque su letra me apasionó tanto, me consumió, me enalteció, me tantas cosas que llamé a mi hijo con su nombre.

Me gustaría que me dieras a conocer tu blog así nos "conocemos" mutuamente.

Este blog comenzó siendo una catarsis (...) *
Bienvenida a bordo...
(disculpame, pero desconosco tu "género".
la coneja... "

* corto porque podéis leerlo directamente (¡¡tatachán!!) en los comentarios del sábado, julio 23, 2005


Y sEgUiMoS eScUpIeNdO...
(demasiado tiempo callando...)

http://honeybunnyblue.blogspot.com/

HoneyBunnyBlue mi vida con Oliverio


Como dicen en los 'dibus' (palabra que recordaréis reconoce y sabe decir Oliverio) ":

«y eso es todo amigos» :))



PD
ah, y quien quiera conocer de verdad de verdad a Víctor Oliverio y a su mamá y a su papá... que trastee, sí, seguro que encuentra unas fotografías muy tiernas. Y algunos magníficos poemas :))

sábado, julio 30, 2005

En mí arden los pájaros



No importa irse. Irse vale quizá como quedarse. Quizá más.
J. R. Jiménez.


DEFINICIÓN Y SUSTANCIA

Todo se olvida, dices.

Y el verano, pienso, llegará, como siempre.
Y el otoño:
simplicidad perfecta de lo esperado.



EXPULSADA DE LA MEMORIA

No te escucho:
oigo cómo crecen mis uñas,
cómo el miedo se ha hecho dueño del barrio,
de la ciudad.

Cómo se acercan tus pasos.

O se alejan.


DE LA CALLE CÉNTRICA DE TU POESÍA

Vuelves. Crees que todo puedes conjurarlo.
Como antes.
Que aún juegas a plantarle batalla a tu abecedario de soldaditos de plomo.

Nadie está solo cuando a nadie espera, pienso.



EN ESAS TARDES CANSINAS

Limosneas mi tiempo. Espera, dices.

(Sí, aún lo recuerdo: tus dedos encalaban
la línea del horizonte de mis párpados;
avaro, el mediodía se enrocaba en las flores del almendro.
Pasó la lluvia. Y te amé).

No preguntes: se extravió el futuro.



LA LUZ INSINÚA LOS GESTOS

Por eso siempre vuelve, dices.

«No importa irse. Irse vale quizá como quedarse. Quizá más»
-pienso-.

Insinúa esa luz que no se extinguirá nunca.
Quizá hablas de aquella que asomaba tus ojos
al borde de los míos, y acallaba instantes
y derrumbaba límites.
Olvidas que cada singladura reclama sus olas,
sus espumas.
Creo.


DONDE GRITO TU NOMBRE

si redescubro espliegos
y lagartos dormitando a la sombra de las espadañas
-o transparencias de sol entre las buganvillas-
y hallo tu comienzo, atempero mi pulso.
Busco un despertar súbito, silencioso, certero como un disparo
y asciendo desde la oscuridad a la luz
camuflada en la mísera condena perpetua del día
(antes de que la palabra me mate poco a poco:
cuando le apetezca).

Si me ha de encontrar la muerte,
al menos
que se tome el trabajo de buscarme entre lo pájaros que arden en mí
o en el impronunciable magma de sílabas
que hoy urge y golpea -fuego que no se apaga- mi garganta, mis labios.



indah

viernes, julio 29, 2005

Por favor, sugiera...

Llevo un rato delante del teclado. Sé que he prometido hablaros de Oliverio, de cómo lo conocí. Sí, sí que lo sé, pero, de repente, me he dado cuenta de que no sé cómo empezar.

Por el principio me he dicho. Pues sí, es lo mejor, así que diré, como pista que casi, casi, coincide con Facu (el precioso, precioso, precioso hijo de uma que hoy celebra su cumple). Bien pues el domingo 29 de junio (un mes antes que Facu) de 2003 (en el año me parece que no coinciden) fue el día que, según he podido comprobar eligió Oliverio para nacer. He tardado un rato en calcularlo, no os vayáis a creeros que las cosas son tan sencillas como decir: aquí mis amigos, aquí Oliverio (que en realidad se llama Víctor, si bien su mami logró 'colocarle' Oliverio de segundo –por Girondo- sí; así es).

De todas formas, en este momento y dado que Oliverio está estupendamente, y reconoce un número bastante amplio –para su edad- de palabra, pongo tres solamente a modo de ejemplo pero son muchas más:

"babau (perro).
miau (gato).
dibu (los dibujitos)."

y dado que ya está a punto de convertirse en hermano mayor de, de... ¿Iñaki? Bueno, Iñaki si es niño, sí. Pero, y he aquí el problema, ¿y si es una niña? Yo sugeriría un nombre cortito, ya lo sugerí en su día, bueno no era tan cortito. Pero también me gustan otros, así que, por favor, sugiera... (gracias:)

Y sugiera usted completamente en serio, porque ... a fecha 4 de mayo de 2005, esta era la lista caso de ser NENA:
"asunción,
alfonsina,
albertina,
BERNARDITA,
calixta,
carmelita,
CARMENCITA,
catalina,
ernestina,
evangelina,
fátima,
FELICITAS,
frida,
malvina,
petra".

Sé que la futura mamá echará un ojito encantada a las sugerencias que le hagamos, luego hará lo que le dé la gana, claro está, pero...

jueves, julio 28, 2005

Sefini



Podría decir que conocí a Oliverio por muchos motivos –todos inventados, claro- porque la verdad es que lo conocí de una forma casual que es la forma más estupenda de conocer a alguien.

Todo empezó días antes. Había vuelto a ver, porque un amigo me la había “pasado”: El lado oscuro del corazón. Me la pasó porque es muy generoso, y porque, creyéndome más perspicaz... me hizo una estupenda representación, con poema de Benedetti incluido, y yo, que no pillaba de qué iba la cosa, pero que nunca me puedo quedar callada –ni cuando debo-, algo le respondería que provocó de inmediato su pregunta: «Perdona, yo tengo una excusa para flipar, pero ¿cuál es la tuya? :))» Tras un intercambio de *jolines* y de *yo no necesito ninguna excusa*... me explicó (de la ‘a’ a la ‘f’ –si bien la ‘f’ sobraba-, lo que mi perspicacia no había pillado; y de la ‘a’ a la ‘f’ que sobraba, le fui exponiendo mis propios «peros», con hormiga -la que veís por ahí arriba- incluida (y es que, aunque todavía no se habían puesto de moda los sudoku, una siempre ha tendido a hacer juegos de palabras...

- ¿estás boba, y qué tienen que ver lo uno con lo otro?
- ¡Y yo qué sé!
- Vale, puff, qué genio, no tiene nada que ver. Sigue) .

Entre otros «peros», que en los cabaret (nótese lo que yo entiendo de cabaret :) no se bailan boleros como ése que dice: «Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo, o es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo...», sino el can-can. Añadí a un comentario personal que no contaré, algo que ni yo misma sé qué quiere decir, supongo que lo sabría en aquel momento, pero ahora... incapaz:

La prochaine fois qui fait ne dirai pas, mais non plus ne t'alarmeras-tu pas parce que puniras-tu qu'ai-je fait. ¿Trouveras-tu? ¡ah! Qu'est-ce qu'on ne sait pas? So, well, that is what is not known, and... ceci est ce qui est juste, Monsieur

No puedo evitar reírme al imaginar su cara cuando intentara saber qué demonios le estaba diciendo. Finalmente desistió de saberlo, y desistió, lógicamente, de explicarme nada más :) Creyó, y con razón, que era preferible enviarme la peli y que yo lo viera con mis propios ojitos.

Y como me he alargado más de la cuenta, mañana sigo con la historia de cómo conocí a Oliverio. Quién es Oliverio. Y cómo se llamará su hermanita, caso de que sea niña. Iñaki, sugerido por su papá, y que le gustó mucho a su mamá, si es niño.

Y por hoy... Sefini :))

miércoles, julio 27, 2005

Hoy quería hablaros de Oliverio, pero...


©Paul Critchley




... ocurre que en una ocasión envié un e-mail a una persona, y al tiempo que le hacía saber -y es textual- que: «aunque mi esperanza es limitada, es decir, no es demasiada, quizá conoces la respuesta. Si no la conoces, es que no eres tú. Bueno, sí, claro que tú eres tú, pero no el tú que yo pienso :)», le hacía una pregunta.

No me equivoqué al anunciarle que mi esperanza no era demasiada ya que si conocía la respuesta, no me la dio. Hizo como, se dice en España, suelen hacer los gallegos, me respondió con otra pregunta: ¿Quién vive dentro de Indah? Y yo me dije, tienes buen ojo indah: es inteligente (conste que tal pensamiento no tiene ningún mérito ya que, de antemano, sabía que lo era pues llevaba algún tiempo leyendo artículos de un tema que me interesa mucho, y en algunos figuraba su firma y la de, imagino, un amigo); pero su pregunta no necesitaba respuesta como la necesitaba la mía pues, justo el mismo día (digo yo) –casualmente-, llegó a su «costa» una botellita con un mensaje dentro.

(Por qué hice aquella pregunta y precisamente en aquel momento fue fruto de la casualidad).

Hoy, para sorpresa mía, compruebo que mi pequeña botella, tan pequeña y sin importancia que cabe dentro de cualquier otra, y que incumpliendo mis normas un día lancé al web, le ha llegado -quién sabe cómo pues nada tengo yo que ver con tal circunstancia- a otro amigo. A ambos, nadie puede poner fronteras a la mar..., y puesto que todo llega, incluso lo que no esperas, les doy las gracias por ser como son. No dudo de que en cualquier momento el mismísimo dios del viento (aunque sea el mismísimo dios 'menor' del viento) les conduzca hasta esta libretilla, y al leerme sepan (si es que no lo saben ya) cuánto les aprecio.

Por qué no, ¿verdad?

Mañana, si Dios quiere, os hablo de Oliverio.

martes, julio 26, 2005

Asturias




©Eduardo Mencos

Asturias
(Simbiosis)



(Posó Su mano Dios y fueron rías.
Posó Su corazón... y fue silencio de acantilado verde y mar bravío).


Callarme para oír lo que no dices: ése es mi paraíso.
El sueño más hermoso de Dios. Un jeroglífico,
nostalgias dibujadas en la arena;
tus ausencias borradas por la espuma.


Mi patria es el silencio gris natural-brillante de mi tierra.
Y como ella, soy ésa que no vive en los recuerdos;
ni en el místico azul de la bahía;
ni en la vela que se mece sobre el agua,
ni en las junqueras oscuras de la orilla.


Soy del pasado, ayer que fuera hoy
-que aún era un quizá o un por supuesto-,
del futuro el pretérito perfecto,
y del hoy, fina lluvia que afila los helechos
y el hilo de la urdimbre y de la trama.


Soy aquella que ni vive en la luz ni noche habita,
mas como las magnolias confío en el azar
(fruto de la experiencia de la rama)
y en la certeza que atraviesa la apariencia.


El círculo se cierra, o se aproxima.
El agua va soñando o discurriendo.
Yo sueño con su sueño milenario:
con el intenso gozo de «saberse» acantilado verde y mar bravío,
sin olvidar jamás el pacto que su luz hizo a mis ojos.

Amanece. Recompongo el fervor:
se aleja el eco de vagabundos líquenes y estrellas,
y con mis cinco sentidos contando los silencios me ensimismo,
me callo,
para poder oír -mejor- lo que no dices.

Así es mi tierra. Ese es mi paraíso.


indah

lunes, julio 25, 2005

Trede espadas


Se extendía por toda la sala un silencio que llegaba a palparse; el mago se concentraba en el truco que estaba realizando, seguro de sí mismo, sabiendo lo que se hacía y plenamente consciente de la impresión que se iba a producir en su publico. Era un profesional reconocido por todos, envidiado por muchos, famoso. No había sido fácil alcanzar el éxito; la incansable búsqueda de efectos físicos y visuales había supuesto penalidades, años de estudio y también muchos fracasos. Como mentalista se sumergió en los misterios del alma hasta el punto de bordear la raya que divide la cordura de la locura; como mago jugó con la existencia de personas y objetos hasta pisar la frontera que existe entre la ilusión y la magia. Tranquilo, con movimiento pausados, arriesgándose hasta rozar con la punta de los dedos lo imposible, iba introduciendo espadas -hasta trece- en la caja que desde hacía años tenía las paredes de cristal. Dentro de ella, echada sobre el fondo, permanecía su ayudante. Un acero tras otro avanzaban directos hacia su cuerpo amenazando con clavarse en él, mientras que la joven, sin perder la sonrisa aún cuando todos quedaban a escasos milímetros de su piel, con movimientos felinos se esforzaba en sortearlos.


El público, sobrecogido, aguantaba la respiración y admiraba la sangre fría del mago y la serenidad de su ayudante. Entregado, aceptaba como posible lo que parecía absurdo; absurdo e increíble: las hojas, de puntas afiladísimas de las espadas, desafiando la gravedad, quedaban flotaban en el interior de la caja cual flechas que señalaban como intangible, o intocable, el precario espacio que ocupaba el cuerpo de la mujer, y sus empuñaduras, sin el más mínimo temblor, se sostenían apoyados en quién sabe qué fuerzas desconocidas, o bien insultantemente verticales al suelo.

Un atronador aplauso puso fin a la función. La oscuridad y un silencio que nada tenía que ver con el que el teatro había soportado mientras se desarrollaba el espectáculo, se hicieron dueños del patio de butacas; de los palcos; de la platea. El recinto entero se sumió en la más completa calma, mientras que dentro del camerino, el mago guardaba cuidadosamente en su estuche las trece espadas, los pañuelos, la chistera; de cuando en cuando pasaba sus dedos por la suave piel de dos conejos blancos y las plumas de dos palomas al tiempo que les murmuraba su agradecimiento. Frente a él, en una quietud absoluta permanecía su ayudante.

- Te odio.- Le dijo.
- Y yo a ti. Mientras yo envejezco tú continuas igual de joven y bella que hace diez años.
- Jamás me acaricias como a ellos, pero me utilizas de la misma forma.
- Sin duda.- Él sonreía sin inmutarse.
- Desearía morir.- Murmuró para sí misma.
- Ya estas muerta.- Respondió con un gesto de dolor el mago.- ¿Lo has olvidado? Te enamoraste de mí, y los sentimientos están prohibidos cuando se juega con las fuerzas que dominan el mundo. Me miraste, tembló mi mano al comprender lo que sentías. Hace muchos meses que una de mis espadas te traspasó el corazón.
- ¡No estoy muerta! - gritó la joven sobresaltada por un escalofrío, al tiempo que corría hacia el espejo.

Sin conseguirlo, un grito de horror intentaba escapar de su garganta. El espejo le devolvía una realidad que únicamente es visible a los ojos de quien se mira en la mágica superficie de algunos espejos que existen en el camerino de un mago. Bajo una capa de cristal transparente que recorría su cuerpo, y en la que se podían contemplar trece perfectas ranuras, se trasparentaba su esqueleto.

indah

domingo, julio 24, 2005

Llueve







Amanecí,
-quizá también amaneciera en el resto del mundo-
y llueve:
tap tap tap.
Tap.

Después de dejar mi último sueño
colgado de tus dedos,
cierro los ojos,
y me arropo en el hueco
de tu mano,
en el que no cabe otra cosa
que mi esencia dormida.

Y amaneciste tú. Quizá
-o sin quizá-
hubo otro intento
precedido
por ruidos cotidianos
y aroma de café
y de tostadas,
mientras, sobre la almohada,
tu pensamiento,
dibuja una por una
las sombras de mi pelo.

Toc toc toc;
Toc,
llama la lluvia en la ventana.

-¿Será que hace mucho frío afuera y quiere entrar?

Yo asiento,
y cómo no habría de asentir,
con lo que a mí me gustan
tus cuentos para niños.

-Entonces -te digo-, ve a abrir.

-Pero ... ¿y si no es la lluvia
quien quiere entra
sino un viejo ogro gruñón
que a cada paso,
con sus enormes botas rojas,
camina siete leguas?

¡Tan grande como eres- pienso-,
y tan cuentista!

-Pues entonces -te digo muy bajito-,
¡que se moje!

Descuelgo de tus dedos
mi último sueño
y mi disfraz de luna,
para así,
de esa manera,
volver a amanecer
-otra vez- entre tus brazos.


indah

viernes, julio 22, 2005

Nadir





Marianna Fekete



Tiende hacia ti mi ser sobre el más delicado
de los vientos:
la poesía. Mi cabello se teje y se desteje
sobre la piel desnuda de líquenes y algas:
me sobrevuelan gotas
(minúsculas caricias discontinuas), y allí,
donde tu nombre -polvo en el polvo- amor,
me precipita, me precipito yo.

Mi talismán me nombra.
Sigo viva.

Pero qué lejana me parece ahora Ítaca.
Ahora, cuando lo inexplicable
me recorre en voz baja y me susurra sus mil significados.
Ahora, cuando los muertos bajo la atenta mirada
de los muertos, pontifican augurios,
entregan exvotos a la tierra; y a su cielo:
nadir, serbal de flores blancas, brillantes y pequeñas
le hurtan el silencio.

Mi talismán me nombra.
Sigo viva.

Bajo una luna apenas maculada por el hombre,
sigo viva, amor. Yo sigo viva.


indah


jueves, julio 21, 2005

Nada



(A Mar y su Habitada de Penumbras)








En la verdad (de la magia) respiran las palabras,
se entretejen,
celulosa de tinta, garra hormiga.
Y porque nadie está, no hay nadie:

sólo tú, sólo yo; y es que no tenemos nada más que lo que somos,
y el amor que serena y vuelve en sí.
Y la palabra.

¿Para qué más?

O sí. Quizá un Opus Treinta y tres
que no aplace los rumbos, los retornos;
y un estremecimiento de luna y organdí entre los dedos
(y la nieve suspendida entre las musarañas)
para sobrevivir sosegados en lo único nuestro:
nuestro aliento. Aunque naufrague.


indah

miércoles, julio 20, 2005

Hoy no puedo...

... escribir

Porque entre dunas me recuerdan. Y entre dunas recuerdo.

Porque en el rocío de las pequeñeces el corazón encuentra su mañana y se refresca

Porque cuando hablas o lees tus poemas, uno no sabe nunca cuándo acaba el poeta de decirnos sus versos.

Porque la calle me observa desde abajo tranquila porque nadie la habita soy su último eco

Hoy no puedo escribir, y lo intento, pero no, hoy no puedo

pues: «Habitada de Penumbras»

me cincelé tu mirada -la única esperanza de mi jungla- como un ramo de violetas.

Nunca te pregunté quién fuiste.

lunes, julio 18, 2005

Rescatando un sueño






Hoy la mañana se ha despertado remolona. Da la sensación de querer esconderse entre sus bostezos o entre sus cabellos, adornados de nubes redondas que se estiran despacito, tímidas, hasta perder sus contornos de «oes»; trata de retrasar lo inevitable: su encuentro con el sol.

Yo también lo retraso. Aún tengo que encontrar el sueño de esta noche; se me ha perdido por alguna calle desconocida, imaginaria. Me preocupa. Perder un sueño es perder algo propio, algo íntimo. ¿Y si no lo encuentro? -me pregunto- ¿y si cae en manos extrañas? ¿Serán peligrosas las calles imaginarias?

Al fin respiro. Ahora ya sé dónde está; he seguido sus huellas por una calle muy larga, muy estrecha y desaparecen a la altura de una señal, de la única que falta en el armario donde se guardan todas las prohibiciones de los sueños; aquella que advierte: prohibido aparcar sueños. Se avisará a la grúa. Ya sólo tengo que rescatarlo.


indah

domingo, julio 17, 2005

... o no poder

volar hecho pedazos
volar de la prisión que toda un alma ha sido
volar una vez que se es ceniza
volar con la imaginación y con el tacto
volar a ciegas, de memoria
volar haciendo piruetas
volar a plomo hasta estrellarse
volar con savia de amapola
volar con estramonio o con un ácido
volar con una escoba
volar con las alas de un farsante
volar soñando pesadillas
…..

volarse la tapa de los sesos
¿qué será volar sino una huida?

sábado, julio 16, 2005

La primavera de la esfinge


A Indah
Quien tiene sensibilidad y sueños es libre.

Yo no soy nada pero si fuera algo
no sería nada sin ser lo que soy.


Olvídate de mí si estás conmigo.

Podemos permitirnos este lujo
de abandonar los nombres,
porque el nombre es razón de los ausentes,
y nosotros estamos en la luz,
en el aire que corta las dulces siluetas,
en el tiempo que ordena las palabras
y en los escalofríos del jardín.
Incluso en la memoria que quiso ser presente.

Después vendrá el otoño
y volverán los nombres a los labios.

Apágame, viajero,
la luz cuando te vayas.
Recuérdame, lector,
al doblar esta página.

Luis García Montero

Poder volar.




También tú puedes volar
, me susurran las minúsculas motas de polvo, visibles únicamente cuando las ilumina un rayo de sol. También tú; también tú puedes -repiten- mientras bajan y suben, ingrávidas, flotando en un río vertical de agua transparente y mágica que las transforma por un instante en una cascada de ralladura de limón; la luz se traslada, jugando entre ellas con disimulo, hasta rozarme suavemente. Es ella sí, es ella quien da forma a todas las cosas. También a mí.

Siento su contacto, y la tenue nube de polvo girando a mi alrededor, posándose en mi cuerpo. Pero, ¿cómo librarme de estos grilletes que utiliza la tierra para sujetarme a ella tan firmemente?

Abro las manos repletas de los pequeños pedazos del papel en el que trascribía estos pensamientos. Estoy sembrando el aire de palabras, nieva, lentamente, mis pensamientos sobre la calle.

¡Vuelo! Puedo volar.

indah

viernes, julio 15, 2005

El regreso






Volver a ti desde ti: devolviéndome, regresándote mi presencia, es lo que hago cuando me parece que te quejas de que estoy sin estar, o de que me demoro en ese espacio desconocido, en el que, sueles decir, me pierdo.

- «¿Dónde estas?»– preguntas-. «Siempre aquí»-, es mi respuesta, aunque aún estoy, lo sé, bajando esta larguísima escalera del faro que alumbra mi memoria de ti, mi esencial memoria de ti. Pero como te quiero, y me emociono cuando, presintiendo mis "ausencias", no puedes reprimir la débil protesta del amor, celoso del amor, sonrío, y con la punta de mis dedos que siguen recorriendo el contorno del faro: su interior de faro, su corazón de faro, te lanzo un beso para que no me añores mientras llego.



indah

martes, julio 12, 2005

Búscame



Búscame en las arenas,
en las voces del viento;
en el lento
y sigiloso vuelo de las hojas,
en su anverso y reverso,
describiendo círculos ocres,
en los cielos de otoño.

Búscame en las corrientes tibias
y en las corrientes claras;
en las aguas profundas,
y en las aguas tranquilas,
sorprendidas
en ese bostezar del río
que se aquieta, remansa
-disimula que es río-
y a la sombra de un álamo,
reflejando como pago sus ramas,
parece que descansa.

Búscame en las cumbres más altas,
en valles, en laderas;
en el serpentear de cañadas
-tan angostas y frías
que por ellas
sólo puede transitar el olvido-.
En el canto de un pájaro,
o en el canto rodado,
rodado eternamente,
y en las conchas y el nácar
de cada playa blanca
o sus fondos marinos.

Búscame en los suspiros de amor
y en cada flor
que nunca se marchite.
En las manos abiertas.
En los ojos que miran
siempre hacia el infinito;
en las sonrisas bellas,
en el beso de un niño,
o en el magma materno
que cobija en su seno
a todas las semillas.

Y cuando de encontrarme
hayas desesperado amor,
mira hacia dentro,
y allí,
en el lugar más íntimo,
más recóndito y cálido del alma,
en ese punto cero de tu centro,
y de tu serte hombre,
y de tu serte mío,
porque jamás me he ido
allí
me encontrarás.


indah

domingo, julio 10, 2005

DE LA INOCENCIA A LA LUZ



Los niños imaginan con facilidad las cosas que desean y no tienen.
Cuando en su madurez conservan esa facultad maravillosa,
se dice de ellos que son poetas o locos.

Joshua Naraim





(A Joshua
por unanimidad y aclamación de mis "poetas locos")



PLAN DE ATAQUE


Te recreaste despacio.
En los sentidos.
Despacio.
Muy despacio.
Suave como el zureo de las piedras
en el fondo del cauce de todos nuestros ríos.



MI ESCRITURA ME CONTIENE


Desvanecidas en la inercia cómplice del sueño,
yacen mis manos. Incendio nuevos paisajes: arde
viscosa, letal, la noche.

Y me pregunto. A media palabra del otoño de tu boca.
Pero no sé si quiero conocer la respuesta.



CUENTA CERRADA


Suicido recuerdos en mi memoria:
el tacto de tus manos esbozando,
apresurando -agitadas mareas, besos alisios-
la urgencia de mis labios por saberte,
y mientras me miras, uno tras otro
tus jugadores de campo
lanzan palabras al vacío: primera base, segunda;

y me precipito en el silencio de tu cuerpo.



STRIKE 1


Ah, pero si el bateador logra conectar
con la bola hacia el terreno de juego
se abrirá un gran abanico de posibles jugadas.



STRIKE 2


Y aún no me conoces.
Y aún me queda escribir huyo sin hache.
y grabar notas de sangre en el pentagrama de tu boca.



STRIKE 3


Aunque dé miedo precipitarse.
Aunque el corazón resista.
Aunque, sobre la arena,
sombra y luz dicten tu rumbo.
Aunque nadie me busque:
existo sólo en el doble fondo de tu cartera de piel marrón,



PORQUE SI LANZO CUATRO


avanzaré a primera base sin riesgo de ser eliminada,
y así, sobre el espejo, las sombras y las luces
mostrarán mi nombre.

Intactos tú y yo, dices.
Y el amor, pienso. Y la caricia de los tilos sobre la tierra espesa.
Creo.
Pero yo sé que la mariposa que un día se llevó el miedo
de mis ojos
se nutre de la luz y ocupa mi memoria,
mis huesos de mineral y musgo.



BASE (Short stop)


Me adentro, savia detenida,
por hallar dónde esconde su inocencia,
en la inocencia de la luz.

Me adentro.
Por alcanzar la infinitud de serlo.
(home run).


indah

viernes, julio 08, 2005

Rafael Morales



“Si tú me pidieras que fuera descalza,
pidiendo limosna descalza yo iría.
Si tú me pidieras que abriera mis venas
un río de sangre me salpicaría.”


No es un día para cantar lo sé. Pero escuchar una copla en voz de doña Concha Piquer es también asistir a un drama en el cual los sentimientos, felices o tristes son nuestros. Nuestros. Provocados por una casualidad afortunada (o no), pero de esos sentimientos somos nosotros los únicos responsables. Nosotros y la vida. La vida y nosotros somos sus dueños. Nosotros, sí. No son esos fanáticos descerebrados quienes deciden cómo, cuándo y en nombre de sabe Dios que dios, nos privarán de ellos. Cuando leí, no viene a cuento dónde, las sonrisas que parecían causar los poemas de Rafael Morales, pensé que algunos –no digo todos por no exagerar- eran dignos de haberlos musicado, y de que los hubiera cantado como cantó “Nana de la cebolla” de Miguel Hernández, Joan Manuel Serrar. O como cantó “Palabras para Julia” de José Agustín Goytisolo otro cantautor: Ibáñez, y ¿por qué no?, eran dignos de haberles puesto música y que nos los hubiera clavado como un puñal –hasta la médula- doña Concha.

“Morales (leo y transcribo literalmente desde abc.escultura) fue uno de los más destacados poetas de la posguerra. Desvinculado de las corrientes del momento, abrió nuevos caminos con sus reveladores «Poemas del toro», que inauguraron la colección Adonais en 1943. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1954. Poco amigo de la autopromoción, como ha destacado en distintas ocasiones su íntimo amigo y también poeta talaverano, Joaquín Benito de Lucas, Rafael Morales recibió diversas distinciones a lo largo de su vida.”

No es día para cantar, lo sé. Pero es que, además de lo dicho anteriormente, quizá por ello, tengo metidita en la cabeza otro cachín de copla:

(...)
Cuatro suspiros responden
y no los entiende nadie. (bis)

ESTRIBILLO

Yo soy la otra, la otra,
y a nada tengo derecho,
porque no tengo un anillo
con una fecha por dentro.
No tengo ley que me ampare
ni puerta donde llamar,
y me alimento a escondías
con tus besos y tu pan.
Con tal que vivas tranquilo,
¡qué importa que yo me muera!
Te quiero, siendo... ¡la otra!,
como la que más te quiera.
(...)
Letra: León, Quintero
Música: Quiroga (Farruca)


Y para terminar, no me he resistido a la apoteosis final y me he ido a buscar un CD de copla que me regalo una amiga, y que, según dice su madre (no parece muy partidaria del top manta) si bien quien canta lo hace de forma idéntica a Concha Piquer, no puede ser la doña Concha que ella recuerda. Y no lo será, pero a mí se me “revolea” el vello de los brazos cuando le escucho cantar:


A TU VERA

(bolero flamenco)
Rafael de León y Juan Solano

A tu vera, a tu vera,
siempre a la verita tuya
hasta que por ti me muera.

Que no mirase tus ojos,
que no llamase a tu puerta,
que no pisase de noche
las piedras de tu calleja.
A tu vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que por ti me muera.
Mira que dicen y dicen,
mira que la tarde aquella,
mira que si fue y si .vino
de su casa a la Alameda.
y así mirando y mirando
así empezó mi ceguera,
así empezó mi ceguera.
A tu vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que de amor muera.
Que no bebiese en tu pozo,
que no jurase en la reja,
que no mirase contigo
las lunas de primavera.
A tu vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya
hasta que por ti me muera.

Ya pueden clavar puñales,
ya pueden cruzar tijeras,
ya pueden cubrir con sal
los ladrillos de tu puerta.
Ayer, hoy, mañana y siempre
eternamente a tu vera,
eternamente a tu vera.
A tu vera,
siempre a la verita tuya,
siempre a la verita tuya.


No es un día para cantar, lo sé, pero siento el dolor de quienes han perdido a sus seres queridos como si fuera el mío propio. Y cuando el español canta...


(En memoria de Rafael Morales).
(En memoria de todas las víctimas del odio, del fanatismo, de la sinrazón).

martes, julio 05, 2005

Acudiré

Llueve tu amor mojando mi memoria,...
V. Aleixandre



Acudiré, tenlo por cierto, a la próxima vida en que me aguardes;
iré (te dije que no me gusta nada despedirme) si fuera necesario
siguiendo antiguas ruta, mares, caminos, ríos.
Iré más allá; incluso más allá del silencio total que nos rodea.
Y despacio (despacio, muy despacio, como un beso)
levantaré una por una las matriuskas, tantas como hagan falta,
hasta encontrar entre sus caras mi sonrisa, y dentro, un mundo en miniatura
en el que la distancia no se mida en kilómetros ni metros.

Acudiré a la próxima vida en que me aguardes, quizá sea más tarde,
después de que la tierra arrope solícita mi cuerpo,
y en el tacto salobre del negro y el vacío (despacio, como un beso)
me rebose el corazón y el alma de tu ausencia.
Acudiré, y tú sabrás quién soy sin duda alguna,
cuando me veas despertando (despacio, despacio, muy despacio)
de un sueño del que se recuerda hasta el más mínimo detalle.

Acudiré. A deletreártelo entonces, despacio, como un beso,
porque ahora llueve: «llueve tu amor mojando mi memoria»,
y temo que, por no ahogarla, deba abrirle camino hacia mis ojos.

Pero promete que has de esperarme; prométemelo amor, que tengo miedo,
no vaya despertarme (sin tu beso) perdida en el olvido
-igual que esas palabra que yo jamás recuerdo-
y mis lágrimas tenga de nuevo que llorar las mismas lágrimas,
y te busque (despacio como un beso) en el desconocido abrazo de cualquiera.




indah

sábado, julio 02, 2005

indah

Porque una existencia incompleta es, a veces, suficiente

Las luces del ocaso alargan las sombras
alabean los sueños, los ciñen a tierra,
amalgaman recuerdos con antiguas mentiras
que describen su órbita más allá de lo mítico.

Seguro que serás sólo una mujer corriente
probable será que no te distingas
si te quedas callada,
si tan sólo eres blanca.

Pero si yo fuera tu “trasgu”
no ordenaría tu casa
ni barrería tu porche
ni te espiaría en la ducha,
buscaría en tus libros esa savia de vida
que muchos buscamos
y algunos encuentran.

Extraños consuelos llegan de tu orilla
como pecios de roble
como jirones de aúricas
como náufragos muertos
aunque ahora respiran.

No puedo olvidar lo soñado
porque a fuerza de sueños
se me ahorma la vida
porque sueños de fuerza
me dejaron desierto
porque sueños forzados
afilaron mis nervios.

Imagino tu mente apostada en la playa
sintiendo la arena labrando en las dunas
aguardando la luna sobre la cañada
recogiendo el rocío en tacitas de plata
concentrando tu afán en la buida blancura
de esas cartas –vitales-
que no escribirás nunca.

Transmigrãre



A Carz. (Por hacerme escribir
a vuela pluma).



He visto mi alma en otro cuerpo porque yo soy creyente,
y porque tengo fe en lo que me trasciende -y es tanto-,
sé que me abandonó un día; que huyó por la ventana
hace unos años, «de mi orilla volando hasta tu orilla».

Sé que aunque nadie lo crea, soy. Y sé que existo
más allá de cualquier duda razonable.
Y sé que envejeceré –mas no por dentro- sin miedo
y quizá sin medida; despacio, lentamente.

Y no me importa. Sé que puedo perderme, que yo puedo perderme,
perderme hasta morir, mas aun así,
en tus abismos mi alma vivirá, amor,
en cada palabra, y en cada gesto mío que recuerdes.


indah