lunes, julio 18, 2005

Rescatando un sueño






Hoy la mañana se ha despertado remolona. Da la sensación de querer esconderse entre sus bostezos o entre sus cabellos, adornados de nubes redondas que se estiran despacito, tímidas, hasta perder sus contornos de «oes»; trata de retrasar lo inevitable: su encuentro con el sol.

Yo también lo retraso. Aún tengo que encontrar el sueño de esta noche; se me ha perdido por alguna calle desconocida, imaginaria. Me preocupa. Perder un sueño es perder algo propio, algo íntimo. ¿Y si no lo encuentro? -me pregunto- ¿y si cae en manos extrañas? ¿Serán peligrosas las calles imaginarias?

Al fin respiro. Ahora ya sé dónde está; he seguido sus huellas por una calle muy larga, muy estrecha y desaparecen a la altura de una señal, de la única que falta en el armario donde se guardan todas las prohibiciones de los sueños; aquella que advierte: prohibido aparcar sueños. Se avisará a la grúa. Ya sólo tengo que rescatarlo.


indah