sábado, julio 16, 2005

Poder volar.




También tú puedes volar
, me susurran las minúsculas motas de polvo, visibles únicamente cuando las ilumina un rayo de sol. También tú; también tú puedes -repiten- mientras bajan y suben, ingrávidas, flotando en un río vertical de agua transparente y mágica que las transforma por un instante en una cascada de ralladura de limón; la luz se traslada, jugando entre ellas con disimulo, hasta rozarme suavemente. Es ella sí, es ella quien da forma a todas las cosas. También a mí.

Siento su contacto, y la tenue nube de polvo girando a mi alrededor, posándose en mi cuerpo. Pero, ¿cómo librarme de estos grilletes que utiliza la tierra para sujetarme a ella tan firmemente?

Abro las manos repletas de los pequeños pedazos del papel en el que trascribía estos pensamientos. Estoy sembrando el aire de palabras, nieva, lentamente, mis pensamientos sobre la calle.

¡Vuelo! Puedo volar.

indah

5 Comments:

Blogger Joshua Naraim said...

Vuelas y lo harás más alto, pequeña águila,
y pagarás el precio
del sueño y la libertad.

12:19 a. m.

 
Blogger UMA said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

6:45 a. m.

 
Blogger UMA said...

Iba a decirte: el Mago: medita en la montaña, Carz: desparecido en acciòn, Mar: en su jazz envidiable, nosotras aquì...pero me ha ganado Joshua!con sus palabras màs que fuertes...bue que tu poema y la composiciòn de la imagen me dejaron muda!...Un cariño,muy, muy descriptiva y me llegò,poder volar!. No soy benevolente, como dice Carz, a pesar del afecto que les tengo podrìa no serlo, pero en fin, que sabès escribir y describir lo que sentìs con una transparencia digna de admirar! un abrazo Indah.

6:51 a. m.

 
Blogger indah said...

Gracias, Joshua. Y aunque, si se piensa, asusta un poquín, creo que no me ha importado nunca (y debería decir: me temo), ni me importará pagar el precio.

Sea el que sea, la libertad, y no sólo la mía sino la de cada ser humano, es el sueño que la humanidad ha tratado de alcanzar desde que el primer hombre tuvo conciencia de sí mismo. Alcanzar ese sueño fue -seguramente- el que empujó a Abraham a conducir a un pueblo capaz de lo mejor y de lo peor –como todos los pueblos-, por el desierto durante cuarenta años hasta la Tierra Prometida. Ese sueño, seguramente, fue el que hinchó con su aliento las velas de las naves de navegantes imaginarios como seguramente fue Ulises, y reales como Marco Polo, y el que trastocó :))) los mapas que llevaron a Colón a las nuevas Indias; el que tras adiestrar la pluma de Cervantes, afianzo la lanza en la mano de don Quijote, y dio un empellón al trasero de Sancho para ayudarlo a que montara a su Rucio. Fue, es y será: el Sueño. Y siempre costará porque siempre habrá alguien dispuesto a matar para subjugarte, para dominarte, para que... ni siquiera pienses por ti mismo.

12:51 p. m.

 
Blogger indah said...

Ah, creo que carz tiene un poquitillo de razón, eres benevolente :) No importa, la benevolencia: "la simpatía y buena voluntad hacia las personas" debería de ser una virtud, caso de que no lo sea, que no lo sé :))

Gracias, uma, pero el texto gana mucho con la plasticidad y la sorprendente composición de Jose (sin tilde, ahora voy a quitárselas) que lo acompaña. Aún me quedan dos ilustraciones suyas que hizo para otros dos textos que pertenecen a una serie que se llamaba (bueno, se sigue llamando :)) "Cuentecitos". Algo abandonada está :)

1:09 p. m.

 

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