sábado, abril 30, 2005

barros rojos

Nada termina
ni viaje ni amor ni olvido

Enrique Molina

dime por qué esperas
dal


porque yo soy los ojos

y la voz del viento que llueve arena en los desiertos.

Soy quien se tiende sobre ellos

perpetuándose en la intrépida

redondez de las dunas

-cuando amanece-

eclipsando la mirada, atrapándola,

en un gozoso espejismo de charcos

(sobre tierras negras

-barros rojos-

-arcilla Verde-Vida-)

surcados por la savia,

memoria de la hoja que aún no ha sido pensada

en los cálido huecos de la raíz del árbol.

Soy la que me reproduzco

en el grito salvaje de las aves al atardecer

-de palmera en palmera-

hasta alcanzar el guiño azul del cielo,

cuando la luz se perpetúa en un

beso horizontal sobre las gotas

-en el vértigo puntual-

ahí, en el espacio vacío en que se deletrean

-pura, amorosamente-

las eternas voces del silencio entre las olas.

Por eso espero.

Siempre espero.

indah

viernes, abril 29, 2005

Corazón del poema,
tú.

jueves, abril 28, 2005

Que se me ha olvidado...

Pues eso, que se me ha olvidado que el otro día uno de mis vecinillos se empeñó en que debería tener un contador en el blog (el hermano mayor se empeñó en que debería de tener algo parecido a un espía que te dice quién entra, cómo y desde dónde. Me costó Dios y ayuda quitar el que te chivaba quien leía tu blog, más que nada porque eso te hace saber quién no lo lee :)) Y ahora acabo de darme cuenta de lo que marca el maldito contador. Tiene que estar mal. Es imposible que haya ese número de visitantes, salvo que cuente las veces que yo hago y deshago... así que, no tenerlo en cuenta porque vamos... ¿53 visitas? Y de quién. Sólo conocen esta dirección Joshua y Carz, y supongo que Miguel Ángel. Yo no he hablado de este blog, principalmente porque me da la libertad de decir lo que me venga en gana... Así que el contador se ha vuelto loco. Pero no consigo saber -el guaje no ha comentado dónde narices ha colocado el código HTML, y ya, me ha dicho su madre, está durmiendo, así que... - No si al final, va a tener razón mi güeli: el que con niños se acuesta... Pero es que a mí me cuesta; me cuesta negarles cosillas así. Es igual, yo lo aviso y que todo el mundo que entre -si es que entra- que lo tenga en cuenta: ese contador... regu, o peor :)

«Todo a Zen»

«Y si nada nos libra de la muerte,
al menos que el amor nos salve de la vida».
Javier Velaza

Ea, así, sin más. Y una llega a casa y se dice, veamos qué han escrito mis amigos. (En qué hora :) Joshua me sorprende con un poema de Antonio Colinas encabezado por una estrofa de otro de Javier Velaza -por Dios, qué poetas-. Y claro, a una le dan ganas de cerrar el chiringuito éste, o de deslenlazar a Joshua. Tras recuperarme del impacto, y de animarme solita y de decir: venga, no seas cobarde, ánimo, valor, que ahora toca Carz, pues.... jolines, me dan ganas de desenlazarlo también a él, porque escribe, caray, cómo escribe; y ahora tengo un problema, y es que no me atrevo a leer a Miguel Ángel, porque, como también me sorprenda, los quito a todos... ¿Será posible?

No debería haber leído nada, debía haber escrito sobre la coherencia de la ministra que es lo que me ha contado Noli, bueno, ella no me lo ha contado así, porque Noli es especial y lo cuenta todo a su aire pero eso lo dejaré para otro día (por no alargarme). Para eso, para permitirse eso –eso y más-, se paga su carrera de Ciencias Políticas con lo que gana trabajando en una peluquería. Y claro, ella no se compra en cualquier sitio los chalecos que te regala -a cambio, eso sí, de traerte hasta casa con la lengua fuera por aquello de que andar es bueno para la salud y para la ‘fachada’, como si a su fachada le hiciese falta...- no, claro que no, se los compra en las tiendas de «Todo a Zen» que, al parecer, son las que de verdad están a la última en cuestiones tan importantes como las que le quitan el sueño a la señora ministra de la Vivienda. Y, por si alguien no me cree, véase –abajo- el croquis de su 'despachito'



Es lo bueno de trabajar en una «pelu»: estás al día de todo.

miércoles, abril 27, 2005

Un, dos, tres.


I
Durante muchos meses, cada vez que me miraba al espejo lo hacía con la esperanza de que Alicia me mostrara sl puerta para entrar a su mundo. Hoy la he visto, me ha sonreído y me ha invitado a salir de él. He llorado por mi infancia perdida.


II

Con claridad tan clara como la luz del día sé de mi inconsciencia cuando
mi sombra, como cada tarde, huye para encontrarse con su sombra
y yo sonrío y me despido de ella con un confiado: «hasta mañana».


III

Y es que hay un instante en el que el sueño juega al escondite con la
muerte. Eso decía un amigo de mi abuelo. Desde entonces, como ya no
puedo hacer como si no lo supiera, antes de dormirme me adelanto,
y digo: un, dos, tres, por mi sombra por todos mis compañeros y por
mí primero. Pero a veces no sirve.


IIII
«Como olvidar que lo sabemos/ Tiempo que entreabre los párpados/
Y se deja mirar y nos mira», escribió Octavio Paz. Me hubiera gustado
conocerle y, también, decirle que lo mismo ocurre con los granos de
maíz. Bueno, pero sólo cuando te castigan a pasar toda una tarde
de verano mirándolos.

V
Había en un escaparate un libro: «Rayuela». No entendía mucho de
libros ni de escritores -tampoco ahora- pero aquel señor me cayó
muy bien: por primera vez consideré que había cosas importantes
en mi vida; entre ellas, sin duda estaban aquellos largos ratos que
pasaba saltando a la pata coja -aunque en mi tierra se llama
'cascayu'-. Quizá me confundí de rayuela, por eso, aunque admiro a
Cortázar, nunca he querido leer su cuento.

VI

Acababa casi de llegar al pueblo, con ese airecillo de capital -no había
dado tiempo a que se me quitara- y un 'conjuntito' que me costó años
perdonarle a mi madre: amarillo pollo con lunares blancos. Pero no fue
impedimento: «¡suéltalo!», le dije al guaje. «¿Qué me das a cambio?»
«¿Qué quieres?», respondí, pensando que lo que me apetecía era darle
una pedrada. Cuando aquel secuestrador de pájaros me dijo el precio,
me aseguré con firmeza que se merecería todo lo que le ocurriera, pero
acepté el trato. «¡Venga, venga, le dije, o me arrepentiré». Ah, la
avaricia, no sólo rompe el saco, sino que abre las manos. El pajarillo
salió volando y yo me quedé con lo que era mío; y con mis chocolatinas;
y con mi bicicleta, y también..., con mi 'precioso conjuntito de lunares'.



VII
Desde aquel día (me he dicho muchas veces, sin encontrar más nexo
común a estas dos imágenes que los «lunares»), recorro círculos
concéntricos, hacia dentro, hacia dentro, siempre hacia dentro. Sé que
estoy a punto de llegar, a punto de estallar como un milagro, a punto
de encontrar la palabra que busco: la precisa, la exacta, la concéntrica.


indah

martes, abril 26, 2005

«Todas las generalizaciones son falsas» (Ésta también)

Un amigo me ha hecho notar, muy amablemente, que los raiers descienden el Nilo, no lo remontan -bueno, el Nilo y cualquier otro río-. Debería saberlo pues el «descenso» del Sella me es muy familiar pero... Y es que me ha traicionado el idioma. O es que, quizá, descender no me pareció una palabra tan hermosa y esforzada como «remontar». Así que, visto lo visto, no me queda más remedio que dejaros por hoy. Ya sabéis lo que se dice: si el río no va en la misma dirección que tú, cámbiasela :))




(Dios mío. Ni pensarlo quiero. ¡Siete fuentes, siete!)

lunes, abril 25, 2005

Relego mi campañaContra para otro momento

Sí. Y otra vez por motivos que yo considero importantes, que una no cambia de opinión porqué sí, una es consciente de lo que es importante y lo que no, y vista la bronca que tienen organizada los de es.soc.cultura.sin-tabaco, con crossposting incluido, iba a tratar de explicarles que, puesto que la ley parece que por fin nos protegerá, convendría emprender una nueva campañaContra, me había costado lo mío encontrar un «contra» que me sedujese lo suficiente, pero lo encontré...

Bien, pues la relego por dos motivos

1)

Carz «said» ve que sigo siendo una intrepida exploradora (millones de gracias, Carz, por tu fe en mí :)) Y ganas me han dado de llevar mi intrepidez hasta el límite de hacerme raier y remontar el Nilo.

Maravillosa fotografía la que me ha hecho pensar en algo tan absolutamente intrepido, y hasta peligroso dado que tendria que llevar puesto un flotador (pelín exagerado lo que he dicho, pero no hay que olvidar que mi imaginación me juega malas pasadas y me ha presentado un 'esbozo' de mí con una rueda roja y gualda -como la banderita, que hay que hacer patria- y cabeza de pato, rodeando mi cintura:). Maravillosa también pues no me ha hecho pensar en lo que, creo, más me gustaría del desierto: el cielo. Ese infinito cielo, de noche (despejada, desde luego).

Porque pensé que poner entre mis direcciones preferidas la bitácora de Joshua, sería «pan comido». Pues no, la verdad, para que nos vamos a engañar :)) Pero ahora ya puedo decir: ¡prueba superada! Y estoy contenta. Mucho.


Y eso es todo por hoy.


¡Ah, no!, por supuesto que no. He encontrado un blog estupendo, el de Miguel Ángel. Leer sus comentarios me ha transportado a tardes de hace un par de años, y he sonreído pensando en Amparo (así se llamaba mi profe). No lo he enlazado porque igual no le apetece. Así que he de preguntarle antes. Pero como no lo conozco me da un poquín de corte.

Yo -eso decir Carz- intrépida, luego... Sí, se lo preguntaré.

( No hacía falta preguntarle :)

Hay qué ver, cuántas cosas se aprenden leyendo web's :)


viernes, abril 22, 2005

He cambiado de opinión

Pues sí. Y he cambiado por una razón importante. Me ha emocionado la bienvenida de mi amigo Joshua Narim said (said es una palabra inglesa, no su apellido. Ya, ya sé que casi todo el mundo sabe que significa «dice». Dudo que ese 'dice' salga entre comillas de las que yo considero bonitas, así que voy a ver el Preview. Un segundo. Pues en el previo se ven bien, luego ¡a saber!; esto es toda una aventura :)

Gracias Joshua, por darme esa «Bienvenida a no sé dónde... es un placer encontrarte. Bicos.» Y conste en este segundo ¿mensaje? - bueno, como se llame- que tú, sólo tú, eres el culpable de que te esté dando las gracias. Si bien, ¿quién podría resistirse a hacerlo? Yo no. Soy mujer y por ello, desde lo más profundo de mi ser de mujer, aunque yo intente evitarlo, la coquetería asoma sus largas pestañas tratando de saber qué demonios estoy diciendo de ella (y es que, creo, funciona desde siempre siguiendo su propio instinto o como los gramófonos antiguos a los que había que poner en 'marcha' a golpe de manivela- pero no sabe leer :) Tiene suerte. No siente miedo. Y aunque desconoce el lugar, se abre paso tranquilamente. Así es ella.

Y ahora, la magia.... pulso en el botoncito naranja ... ¿y?


Eso es todo por hoy, amigos.


jueves, abril 21, 2005

Palabra de honor

Yo sólo quería publicar un comentario. Creo que nunca pensé en tener un blog. Esto me asusta, la verdad.