viernes, enero 30, 2009

De pétalos va el viento a finales de enero



(Tras los macizos hay una luz de invierno o de muerte, que susurra promesas de primavera a las ramas, hasta que, enfebrecidas, sucumben a la tarde, tintan de suavidad el filo de las sombras, y los vuelven de seda. En la rotonda, la rosa se marchita en su afán de nacer, y el viento da vueltas y más vueltas, como esta necesidad mía de volver. Volver hasta el mismo poema, una vez y otra vez y otra vez.)

Sé que lo entenderás,
porque dejo de hablar de mí, para hablarte,
a ti, llegado quién sabe desde dónde, y sabe Dios porqué.

A ti -a quien no escribiré un poema, ni aunque un día te amara, ni aunque quizá te ame-,
déjame que te diga que hay dos signos de vida a finales de este desconsolado enero;
y que sobre los mares pequeños que en los charcos ha dejado la lluvia,
aún más azul la luz, alumbra de otra forma, estos, mis espacios contigo.

Cierro los ojos
(las sombras se descuelgan de tejas para dentro; ¿qué será este sigilo,
esta nada, esta desolación?),
y para sí me gana un estruendo de vidrios y raíles.
Suspiro. Si me llamara Julia -pienso- te llamaría Charlie.
Pero ése no es mi nombre.
Ni poseo una llave.
Ni la palabra mágica
que abre las puertas y ventanas cuando -a veces- lo requiere un maullido.

¿Puedes abrir la puerta, Charlie?

Y ella entra, se desliza a tu lado, te mira -si te mira- y se aposenta en su lugar de siempre.
Y aunque se ha traído la lluvia, el frío, el calor, la sed, la libertad, los misterios,
y vuelve de las edades tiernas
deja que te lo diga:
así, cuando de pétalos va el viento a finales de enero,
y la luna, en el límite de su cuarto menguante,
a punto está de dejar de ser luna
-no son mansas las pezuñas del tiempo-
ella se lame, amarillo de Nápoles, tus ausencias, las mías.

Quizá deberíamos mirarnos largamente.

indah

1 Comments:

Blogger Carz said...

Quizás debiéramos estar comprometidos
en un final más hondo, más humano,
en un enero sin diciembre
o un junio sin mayo,
un siempre tú desde mi nunca,
un jamás yo desde tu ahora...

...y es que usamos los adverbios temporales
como si no cortasen.


Últimamente este blogger se salta los saltos de línea. Espero que no se salte este beso que te dejo en la mesilla, para cuando despiertes.

2:07 a. m.

 

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