domingo, agosto 03, 2008

Y es que he empezado mal

Llevo un rato, largo, tratando de escribir algo medio decente sobre la poesía de Chantal Malliard. No. No. Y es que he empezado mal. Yo no podría escribir sobre su poesía, ni sobre la de nadie: no tengo conocimientos suficientes para hacerlo. Trato de expresar, es lo único que puedo hacer, lo que su poesía supone para mí. Su poesía, y su poesía en su voz.

Desde siempre me ha gustado Chantal. Recuerdo, y no todo lo bien que me gustaría, una entrevista que publicaron en un diario nacional, o virtual –lamento haber olvidado cuál-. Respondió a una pregunta haciendo una clarísima separación entre poesía y filosofía (ella es filósofo), venía a decir, pido perdón por interpretar sus palabras, y quizá equivocadamente, que lo filosófico precisa de investigación, y por lo tanto, de una disposición para ello, en tanto que lo poético no necesita de voluntad; todo lo contrario.

La poesía es ritmo; música, y, por ello, y vuelvo a interpretar mi recuerdo (mejor será que no, voy a ver si la encuentro en google; ajá, abajo copio el link) .

Textualmente, decía:

“Lo que no se puede hacer es filosofía cuando se hace poesía ni poesía cuando se hace filosofía, eso descartado.
P. ¿Por fidelidad a los géneros?
R. No. Creo que es una cuestión de ritmo, de musicalidad. La musicalidad poética está reñida con la indagación filosófica que, como digo, es voluntariosa.”

Para mí, su opinión quitó importancia a las muchas discrepancias que existían –que existen- entre quienes son partidarios de lo que se considera “poesía del sentimiento”, y los partidarios de otras corrientes.

Recitando, Chantal me recuerda a una amiga que lo hace muy bien: su trabajo lo requiere. Quizá, por eso me han parecido distintos algunos de sus poemas. Por ejemplo: Escribir, que forma parte de su libro Matar a Platón, Premio Nacional de Poesía 2004, os lo recomiendo (también oírlo, además me parece que está entero), lo encontraréis en el enlace que copió vertigen.

Recojo algunos versos, al azar, de modo que poner (...) entre cada uno, aunque alguno es posible que guarde el orden que ella le dio:

Escribir para descansar
Escibir a pesar de la derrota ya prevista
(...)
Escribi con derecho al llanto
Como si cerrase los ojos, para no cerrarlos
Para sentirse viva, aún
Escribir como quien deja la luz encendida
Con palabras pequeñas.
Palabras latigazo, como.. demasiado.
Escribir todas las muertes es mi muerte
Escribir para perdonar, para ser perdonada

(de Escribir)

Nada, nada entre las letras que escribo
(...)
En mis palabras, nada.

Nada sobre la nada que describo
(...)
que late y luego me devora con la voracidad de un animal hambriento
Hasta que no queda nada de mí salvo esa nada que todo lo vomita
(...)
Las cuatro letras que lo indican
Y el mismo latido feroz que me devora,
Pronunciando tu nombre... pronunciando tu nombre.

(de Juegos de Magia)

Dime, dice, oigo.
Dime lo que he de hacer...
Dime qué fue de mí.

(de Dime)

Escribo porque tal vez no hablo.

N o...

m e

suel tes.


(de Aquí)



Por encima de mí, me sobrevuelo; así termina su poema Pasión. Estremece escucharlo.

Estremece por lo sincero que suena en su voz, y porque, como bien dice: “no tengo problemas en desnudarme, en expresarme en los detalles mínimos cuando escribo.” Recuerdo que pensé: menos mal, y también, que sus palabras me sirvieron para responder a mi madre que, a veces, aún se sorprende. Me reprocha que digo que escribo sólo para mí, y después, voy y se ‘cuento’ a todo el mundo. Tiene razón.

Aprovechar que Internet nos ofrece tantas cosas buenas, acceder al enlace que ha dejado vertigen, y escuchar a Chantal. Merece la pena.

indah

http://www.elpais.com/articulo/semana/creo/corazon/tengo/elpepuculbab/20070616elpbabese_1/Tes

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Has empezado muy bien, Indah, me llega tu sentir... sabía que te gustarían esos poemas.

Aquí te dejo otro enlace, una conferencia en vídeo de chantal en el cccb, el tema es la creación poética:

http://www.cccb.org/ca/arxiu_multimedia?fc=63;sn=5

Y por último, una entrevista (más bien una conversación distendida, desenfadada) que le hicieron en Sopa de Poetes (se puede descargar bajando por la columna de la derecha, donde dice "Escucha y lee las entrevistas de sopa de poetes"), es una entrevista tierna y encantadora, ya verás...:

http://sopadepoetes.blogspot.com/

Llegué a tu blog buscando información sobre Maillard. Me alegra que sea una pasión común... pero también he descubierto tus poemas y un nuevo modo de sentir y transmitir...

Un abrazo

10:39 p. m.

 
Blogger indah said...

Ya he bajado la entrevista, al principio pensé que no se oía, pero sólo se pierde un poquitín. Es cierto que es muy tierna, además, los muchachitos que se la hacen tienen unas voces muy bonitas, y saben recitar. Gracias. La he disfrutado mucho. Mañana, tempranito, veré el vídeo, hoy parece que la red anda algo colapsada.


Gracias, vertigen, muchas. Por los enlaces, y por tu generosa opinión.

indah

8:43 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

A ver si puedes ver el vídeo también, ya verás...

abrazos renovados

12:57 p. m.

 
Blogger indah said...

Caray, me ha encantado la conferencia de Chantal, vertigen. Te agradezco mucho que me dieras la oportunidad de oírla. Es fantástica.
Puff, todavía estoy emocionada, o algo así : )

¡Gracias!

indah

11:25 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Me alegra mucho, Indah, que te guste. Para mí es algo más que una conferencia, a ratos parece una lectura poética o casi diría un exorcismo colectivo. Estuve presente, había más de trescientas personas y fue espectacular, casi levitábamos... una lástima que el vídeo no incluya los 40 minutos largos del turno de preguntas, que también fueron muy interesantes. En el vídeo se pierde en parte la magia de aquel "directo", pero lo que se conserva es suficiente para darse cuenta de que fue un acontecimiento excepcional que no han olvidado los que lo presenciaron.

Como complemento, este articulito de Maillard en El País:

"La pregunta por la relación entre poesía y pensamiento ha llegado a ser uno de los tópicos de los encuentros poéticos. Aparentemente, el tema da para mucho, pero una termina preguntándose si no será ésta otra de tantas falsas dicotomías que se inventan, al nombrarlas, para poder hablar de algo, que de eso, al fin y al cabo, se trata.

Obtuve la respuesta de repente, mientras leía el Fiat umbra (Pre-Textos) de Isabel Escudero cuando, al darme cuenta de que levantaba los ojos del libro y me quedaba con la mirada perdida después de la lectura de uno de sus fragmentos, recordé un ejemplo que ponía Miguel Palacios en sus clases de Ética: el que lee filosofía, decía, levanta a menudo la cabeza, como hace un pájaro al beber. Así, lo leído se filtra, como el agua en la garganta del pájaro, y se asienta en el entendimiento. Pues bien, tomé conciencia, en ese instante, de que no estaba leyendo un ensayo sino unos poemas y que, sin embargo, hacía el mismo gesto; la misma necesidad había de dejar que el agua se filtrase y hallase su camino hacia el núcleo. Si, pues, para beber el verso hay que levantar la cabeza, ¿qué diferencia existía entre el poema y el pensamiento?

No obstante, fiel al principio de sospecha, volví a la pregunta: ¿era realmente el mismo gesto? ¿Acaso no había, en la recepción de un buen poema, además del placer del entendimiento, un cierto paladeo? Ciertamente, el verso se "saborea". Y esto, el sabor, al que los filósofos de la India llamaban rasa, es algo que viene dado por la buena elaboración, por la sabia combinación de los ingredientes. No otra cosa es la poíesis.

Pero si bien la poíesis es el arte de hacer poemas, el poema no es la poesía. El poema es algo más. Nos abre una ventana, a veces pequeña, a veces grande, sobre el mundo. Nos cuenta algo que, sin saber, sabíamos, y que reconocemos. El poema es una evidencia que nos asombra. Derrida lo comparaba con un erizo. Lo encontramos indefenso, hecho una bola en la autopista, y nos dan ganas de cogerlo, de protegerlo porque allí, muy a ras de suelo, murmura, dice algo muy bajito. Algo importante. Pero sin aspavientos. Y repetimos lo que murmura, nos lo aprendemos de memoria (par coeur) y el corazón, entonces, el corazón que no había, se hace.

Este hacerse el corazón no es cosa de artificio. Es tiempo de deponer las ansias, los poetas, y estar atentos. Caracol, mejor que erizo, el poema -y el poeta- es la más humilde de las criaturas. Indefenso pero ligero, lleva consigo su casa, su morada; la construye con su propia saliva a medida que va creciendo. Así ha de ser el poeta para los tiempos que vienen. Humilde, anónimo si pudiera. Porque lo que dice, lo dice para todos y es en boca de todos cuando halla cumplimiento.

Vuelvo al Fiat umbra. A medio camino entre el haiku y la sentencia popular o la métrica breve castellana, estos "farolillos" expanden su luz en mi penumbra. Brevemente, a modo de estampas para la imaginación o para la inteligencia, permitiendo ese sesgo de la mente que tanto abreva. Sirvan de ejemplo para lo dicho. Beber un sorbo y levantar la cabeza. Como el pájaro".

-


Chantal Maillard (Bruselas, 1951), premio Nacional de Poesía en 2004, ha publicado recientemente Hilos (Tusquets, 2007, Premio de la Crítica 2008) y, en colaboración con Óscar Pujol, Rasa: el placer estético en la tradición india (José J. de Olañeta, 2007).

12:27 p. m.

 
Blogger indah said...

Jo, qué bonito. ¡Gracias¡

Y qué suerte asistir en directo. Puedo intuir la magia que tuvo para vosotros, ¡imagínate!, la he visto tres veces.

Gracias, vertigen. Muchas. Eres muy amable.

indah

9:37 p. m.

 

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