miércoles, abril 30, 2008

«Yo morí de un corazón hecho cenizas»

«Yo morí de un corazón hecho cenizas»

( Crommelynck.)



I

Pero siempre te encontré en la belleza,
(inalterada) cuando me escuchaba decir: te quiero.


II
La oscuridad avanzaba por delante de mí
(desde entonces habito en la penumbra)
y corría en todas direcciones,
y preguntaba: ¿lo habéis visto, decidme, lo habéis visto?

III

(Mi corazón hecho cenizas, mi espalda, toda ojos)


IV

interpreté mi destino que un espejo roto me leía:
yo soy mi voz,
soy mi memoria de mí;
mi memoria y mi voz,
soy yo, dije:
e ignoré sus augurios; y creí en el milagro:
desenterré la esperanza.


V

Y bajo lo que fuera cielo,
deseé ser arena de grano fino,
volver a ser desierto,
y cielo,
y acústica,
y capilla,
y lágrima
y cristal,
y sombra de tu sombra
y llama fugitiva entre tus dedos.


Deseé, a qué negarlo, desatinos. A pie firme. Frente a todos y todo
(relámpagos de amor a borbotones).


VI

(Mi corazón hecho ceniza.)


VII

Pero alguien, algo, separó el juramento de tu sangre y la mía;
alguien, algo (como la rosa al pétalo que la hizo bella y única y perfecta),
la dejaba caer, con oficio, con lentitud medida;
y alguien, con una pluma, veteando latidos
la extendió sobre mi cuerpo tan frío, tan de mármol
y con ella, extendió un camino sin fin de lutos y de duelos
(tan ajenos, tan propios.)


VIII

No cejé. Aún siendo mi voz piedra, no cejé:
mi boca pronunciaba los nombres de tantos olvidados
-uno por uno me devolvía el eco los ecos de su olvido-
¿quién podría escucharme, amor, si no me escuchas tú?
¡Quién, liberar mis pies hundidos en toda esta ceniza cubierta de deshechos!
(tanto horror rodeándome); y quien, de esta condena.
Sé que este amor, ¡este amor!, no me permitirá morir,
pero dime, si alguna vez me necesitas, si alguna vez me llamas,
cómo, dime cómo amor mío, cómo podré acudir:

IX

"Yo morí de un corazón hecho cenizas"


indah

lunes, abril 28, 2008

Sortería de amor

Qué soledad en blanco y negro,
y qué apetencia de lágrimas
se me han quedado perdidas en la arena
en esta tarde-noche de domingo.
Junto a ti, cerquita de la mar,
frente al sol que se resiste a naufragar en ella,
y que mientras juega al escondite con las olas,
la acaricia y se mece,
y besa, con un beso color naranja,
las húmedas ondas de su pelo.

Hay sortilegio en esta tarde de domingo:
sortilegio de amor y de caricias.

Y qué hechizo el de tus palabras
que todo lo aquietan cuando llegan,
y hasta parece que se detiene el mundo:
como tú, como yo,
como mi pensamiento que dormita tranquilo,
y sosegado ya, entre tus sueños.

Hasta que el sol, igual que un toro encelado
en el blanco capote de la luna,
responde a la llamada,
y en el apasionado abrazo de la noche
-tan largo como el nuestro-
se funden la mar, la luna, el sol y el cielo.

Sortilegio de amor.
Sortilegio de amor y de caricias. Sortilegios.

indah

jueves, abril 24, 2008

Ser madre <> Ser madre

Así es. En esta España nuestra vivimos momentos en los que, cuando uno se detiene y piensa, y piensa, y piensa, no sale de su asombro.

Vea usted si no: en España, una mujer, puede tomar la decisón si tiene dieciseis años (y de esto no estoy muy segura pues hay en la alacena –esperando – un nuevo proyecto de ley), de abortar. Incluso si tuviese menos, y sin conocimiento de sus padres, podría optar a la pildora ‘del día después’.


(Hay que fastidiarse, a su madre –madre como ella podría serlo, nadie le va a informará de sus derechos de madre, ni de qué cosa le van a dar a su hija, ni de las consecuencia que tendrá que se la tome).

Podría criticar lo que he dicho anteriormente, lo que he dicho antes del paréntesis, pero no lo hago porque soy mujer y no sé que haría yo. Ni idea tengo de qué haría -¿qué haría?- si pensará en que no tendré ninguna ayuda si, embarazada, decidiera seguir adelante y ejercer mi libertad de ser madre frente a mi libertad de quitarme de en medio a la futura criatura que seguramente, no sólo me comerá a mí, sino que me amargará la vida con sus exigencias y caprichos, pues –dicen los psicólogos, tendrá tal cantidad de traumas al haber decidido yo --- y me hará culpable de ello--- traerle al mundo, sin un padre que le preste su figura para hacerse hombre, ni una buena madre (al menos eso se sigue diciendo, e influye en la decisión de abortar, o no) con la que compararse para hacerse una mujer (o lo que sea) de provecho.

Bien, pues solucionada la situación en uno u otro sentido, llegará un momento en el que, tras decidir lo que hayas decidido con toda la ayuda posible de este Gobierno que es tan ‘progue como censor de sites web para según qué ciertos estamentos si mi decisi'on fuera abortar, intentarás convencer al ministro de turno de que –por ejemplo- tú, y con mucho más fundamento que otros- no estás dispuesta a que a tu hijo(a) le ‘empapucien’ a lo bestia y sin anestesia, semejante tocho (por decir algo suave) denominado: Educación para la Ciudadanía.

Y claro, pensarás que ejercer tu derecho de objeción va a ser (será) tan sencillo como convencer al psicólogo (virtual, por supuesto), de cuánto, y de qué forma, tu embarazo afecta a tu salud psíquica. Tanto, que has de abortar a las veintitantas semanas.Y total, porque se te olvidó tomarte la pildora anticonceptiva (y cuánto, cuánto lucharon las generaciones anterirores a la tuya: la de tu abuela, la de tu madre, para que tú gozaras de tal derecho: ser madre con todas las consecuencias; no serlo porque no te daba la gana, o porque nadie te iba a ayudar a vivir tu maternidado, o porque no tenías edad ni capacidad –o quizá sí, y no supiste cómo- para decirle al ‘andova’ de turno que se dejará de tontería y tomara las precauciones debidas –y él, claro está, dijo: un jamón con chorreras maja, ya puestos, pues... -

No sé cómo... bah, dejémoslo en que no sé cómo explicarlo. Pero si tuviera que hacer una tesis sobre el fariseísmo –que no es el caso- tendría mucho camino recorrido, y si no fuera tan serio, pues está en juego una vida, diría que esto es como lo del trasvase que no es travase.


(Soy consciente de que no todos somos capaces de olvidarnos de ‘NOS’ y pensar en el otro. Pero todos debemos de ser capaces de calcular que un euro vale 166 pesetas, y que dos euros no son una bobada, sino que son trecientas veintitantas pesetas. Soy consciente de que, en ocasiones, es tal nuestro egoísmo que ni siquiera somos capaces de pensar).


martes, abril 15, 2008

«Si les fleurs étaient en verre» II

------------------------------«Si les fleurs étaient en verre
---------------------------------------Robert Desnos




Con palabras, y esa pregunta que aún violenta el blanco del papel

----------------(¡abrázame!)

------------------------No.

--------------------------------No.

----------------------------------------No.

Quería decir: dime,

¿crees que existe otra muerte después de la primera?


(Abrázame, abrázame amor, no creo que pudiera soportarla).




indah

viernes, abril 11, 2008

«Si les fleurs étaient en verre»



«Si les fleurs étaient en verre»
Robert Desnos



Que no conozca tu ojo izquierdo la oscuridad del derecho,
podría, como se desea la fruta prohibida, desearla.


Y qué que suene absurdo.
También lo es mi fracaso cuando quiero explicar el silencio
(el mío, a veces) con palabras.



indah

domingo, abril 06, 2008

A ras de la palabra

No te preguntes por qué huye la tarde con el perfil de tus manos
enredado en sus sombras,
o de dónde sacó la mar ese aspecto de espejuelo de feria
que las trae, las deforma, las lleva y las forma de nuevo.
No te preguntes por qué huele a romero y a menta si es invierno,
o qué le ocurre al brandi que quedaba en tu copa.

No lo hagas, o pensarás en mí.

Y no importa si para entonces se me hubiera ocurrido envejecer,
o se me hubiera ocurrido ser vulgar y morirme: yo he de surgir del mar.

Como en medio de un deslumbramiento, he de surgir del mar
porque incluso si hubiera envejecido, o muerto,
aún conservaré en las mejillas el rubor del vuelo de una alondra,
y en los ojos, donde un día encontraron cobijo los zorzales,
descifrable- podrás hallar el código de un dialecto antiguo
que sólo ellos (y tú) conocen; y el tacto y el sabor de la fruta
(de la fruta madura de los primeros besos) en los labios.

Yo he de surgir del mar. Recuérdalo. Me debes el indulto.


indah

viernes, abril 04, 2008

«en las heridas firmadas por mi mano»

Cada mañana me despierta una queja.
Suena como un crujir de cuadernas
(de cuadernas antiguas, con miles de matices
del color primitivo que quizá fuera ocre).
El marinero iza la red (una red que antes no existía):
boquean, atrapados en ella, adjetivos, adverbios, conjunciones, pronombres.
Y es entonces cuando recuerdo un poema de García Montero,
he olvidado el título -mas no creo que importe-,
y sé que estoy allí (o aquí) frente a un códice,
o frente al mar que aborda las palabras, los gestos, los lenguajes distintos.

Estoy aquí igual que él. Igual que, él dice, están los demás,
porque vine a creerme esta verdad
-la que veo-
que se repiten un día y otro día, y una vez y otra vez
«en las heridas firmadas por mi mano».

¿Por qué, me pregunto, te hablo de Sara y su mirar atrás,
si lo que quiero es hablarte de mí?

indah