martes, febrero 01, 2011
martes, mayo 25, 2010
Ausencia
Guayasamin - "Llanto"
¡Cuanto añora tu luz,
mi oscuridad!
Joshua Naraim
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Jorge Luis Borges
jueves, diciembre 24, 2009
viernes, noviembre 27, 2009
Hasta que vuelvas
La botella vacía se parece a mi alma.
José Manuel Caballero Bonald
Y es que me faltas tú:
como el viento al molino, como a la mar la barca.
¿Por qué cuando te vas, es todo como un rito?
No me acostumbro a esta sombra colgada al fondo de mis ojos,
ni al silencio que roza, susurra, o se acurruca y duerme
ocupando tu espacio en todos los rincones.
Ni al plástico que pincho (para engañar al tiempo)
en la aguja pequeña del reloj del salón,
que ahora no da la una ni las dos ni las tres:
da tu ausencia exacta,
detenida en la hora que nunca fue de nadie, sino nuestra.
Es que me faltas tú.
Y por mucho que mis sueños tiendan a tu universo, aunque le pegue sellos a tu cielo, y notas amarillas que ya, de tan usadas, precisan de chinchetas, no me acostumbro al brillo enjalbegado del espejo que vive en el pasillo, y guarda tus ausencias; que las guarda, las cuenta, y envía tras de mis pasos réplicas de tus huellas.
Aunque te rías, y digas (siempre) que es invención mía:
que un espejo no acecha ni aunque esté en el pasillo,
yo sé que, allí,
en ese blanco oscuro en el que,
quizá, ya ni Dios Se esté Siendo,
se refleja una sombra -que tampoco eres tú-
repartiéndose un tiempo que recuerdo haber visto
en ese otro momento en que lo vemos todo.
Y es que me faltas tú.
Y me quedo... como si me olvidara a mí misma,
en mí misma en alguna otra parte,
y debo recordarme que, lo prometido es deuda,
y que no he de estar triste;
por eso, aunque la imagen diga: «tienes lo necesario», y yo diga:
«sí, lo tengo, tengo ojos. Y ganas. Pero es que... no sé dónde,
he dejado mis lágrimas».
Y es que, cuando te vas.
Hasta que me digo que para no hacer más que pensar en ti,
más que medir tu ausencia,
mejor será que vaya a peinar a la Luna,
a escalar el alba,
o a «saber» si eres tú
o tu amor
o tu beso;
o tu risa,
la que me está esperando en esa nueva estrella que cada noche invento.
Y es que, cuando te vas,
yo me quedo sin ti, y me quedo sin hadas.
Es... Es casi como un rito. Y tú me faltas, tú:
como el viento al molino, como a la mar la barca.
Blanca Sandino
Fuente: http://coreografiadeemociones.blogspot.com/2009/05/hasta-que-vuelvas-blanca-hasta-que_24.html
domingo, noviembre 01, 2009
domingo, octubre 25, 2009
Recordándote
Habitas en mi pensamiento, Indah.
Separada quizá por un hilo de sombra,
iluminada por la luz de un recuerdo:
vivo, intenso y añorado.
Joshua Naraim
Alguien ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad del corazón.
Veo una luz debajo de la niebla y la dulzura del error me hace cerrar los ojos.
Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una rosa enferma, indecisa entre el perfume y la muerte.
De "Esta Luz". Antonio Gamoneda
miércoles, septiembre 23, 2009
Homenaje íntimo: Emoción y lágrimas
A Indah, que partió hacía la Luz el 24 de mayo de 2009
Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Vives en mi silencio, en mi recuerdo,
en mi corazón y sobre todo en tu luz.
¡Buen viaje, amiga!
Joshua Naraim
El secreto
Quiero contarte un secreto que empieza
y nunca acaba, que va y viene, y se va;
quiero contarte que cuando poesía y palabra se alían contra el mundo,
descubren en los surcos que el mar deja en la playa,
hileras de dragones de escamas amarillas;
que, cuando la poesía se une a la palabra,
la luz cae,
se apaga y se consume
nombrando uno por uno el nombre de las cosas
(por eso, un verde más oscuro corona las palmeras)
quiero contarte que entonces se incendia la espalda de
las olas, que llegan las sirenas y secuestran al sol,
que lo oculta tras su daguerrotipo hecho de plata antigua,
y después
(mientras lo llora inconsolable el mar)
lo esconden en los pecios de proa de aquel viejo navío
que surcaba otros Mares en medio de la nada; mas
¿cómo puedo contártelo
si tú no me respondes que acuden en su auxilio
bandadas de cometas -pequeñitas y blancas-
que echan a volar cuando muevo las manos?:
(se suceden naufragios en mis ojos)
pero, poesía y palabra,
dueñas del país de mi Nunca Jamás, me impiden naufragar,
y me cuentan que ser feliz
es
algo muy sencillo: es vivir;
es esperar que vuelvan las sirenas que secuestran al sol,
y ver como, mientras lo llora inconsolable el mar,
con un hilo finito, se cose y se descose (Penélope marítima)
ojales plateados para abrocharse al cielo,
(o a lo mejor... son botones, o quizá... el horizonte);
es,
sentarse,
y esperar que regresen
el aire,
las cometas,
y la última ola -la séptima y más bella- que susurra (ahogado, resucitado, ahogado) mi nombre con sus Labios;
es,
esperar que la noche coloque
la luz
en donde debe,
las sombras donde debe,
y el amor...
en su sitio.
indah
quiero contarte que cuando poesía y palabra se alían contra el mundo,
descubren en los surcos que el mar deja en la playa,
hileras de dragones de escamas amarillas;
que, cuando la poesía se une a la palabra,
la luz cae,
se apaga y se consume
nombrando uno por uno el nombre de las cosas
(por eso, un verde más oscuro corona las palmeras)
quiero contarte que entonces se incendia la espalda de
las olas, que llegan las sirenas y secuestran al sol,
que lo oculta tras su daguerrotipo hecho de plata antigua,
y después
(mientras lo llora inconsolable el mar)
lo esconden en los pecios de proa de aquel viejo navío
que surcaba otros Mares en medio de la nada; mas
¿cómo puedo contártelo
si tú no me respondes que acuden en su auxilio
bandadas de cometas -pequeñitas y blancas-
que echan a volar cuando muevo las manos?:
(se suceden naufragios en mis ojos)
pero, poesía y palabra,
dueñas del país de mi Nunca Jamás, me impiden naufragar,
y me cuentan que ser feliz
es
algo muy sencillo: es vivir;
es esperar que vuelvan las sirenas que secuestran al sol,
y ver como, mientras lo llora inconsolable el mar,
con un hilo finito, se cose y se descose (Penélope marítima)
ojales plateados para abrocharse al cielo,
(o a lo mejor... son botones, o quizá... el horizonte);
es,
sentarse,
y esperar que regresen
el aire,
las cometas,
y la última ola -la séptima y más bella- que susurra (ahogado, resucitado, ahogado) mi nombre con sus Labios;
es,
esperar que la noche coloque
la luz
en donde debe,
las sombras donde debe,
y el amor...
en su sitio.
indah