viernes, noviembre 18, 2005

Bis

El amanecer ensaya tan fiel y tan exacto lo que ha de ser (imagino)
mi último suspiro, que lo convierte en un «bis» infinito.
Pospongo mis preguntas. Podría, o eso pienso,
jugar esta partida como quien juega un solitario contra el cielo;
y aunque la estrategia no es, lo sé, demasiado sutil
-ni lo es el ritmo que de tan cristalino es frágil-
al pensarlo,
«todo el horizonte se retira con miedo»,
y allí donde la margarita y el tomillo entrelazan su suerte frente al viento,
el camino de lo mucho se vuelca en lo poco,
y la emoción en un canasto de anochecidas flores.

A resguardo, dejo para mejor momento mis respuestas.
Pero no aplazo el misterio: el día,
que empieza como quiere,
siempre termina más allá de mi asombro. De todos los asombros.

Y es que todo es pura anécdota (menos la manzana para Newton).


indah

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

O, el Hidrógeno para la naturaleza.

4:41 p. m.

 
Blogger Lula Towanda said...

El día, que empieza como quiere, siempre termina sin que me de tiempo a acabar lo que pretendo. Que lucha contra el tiempo que se escapa entre las manos.

5:46 p. m.

 

Publicar un comentario

<< Home