domingo, marzo 26, 2006

Resucitando




Aún es posible poner un toque amarillo Van Gogh
-de girasol, de lirio-
al brillo de la luna recostado en el quicio de la noche;
romper, entre tu yo y mi yo,
las máscaras que ocultan
deshilvanados silencios y palabras.

Aún es posible hallar, en este palpitar de nido abandonado
(cálida, intacta soledad eres,
me has dicho, de brillante plumaje)
el temblor que al son de tus augurios agita mi corazón de bosque.
De bosque enamorado del sol,
del aire, de la vida.

Aún es posible que percibamos en otro amanecer recién nacido,
casi vestido ya de primavera,
acurrucado entre el paño y el forro del bolsillo
-luchando por liberarse de los nudos de un pañuelo-,
aquel adiós que un día fuera mío,
que un día fuera tuyo,
que un día fuera nuestro.

Y aún será posible que me sueñes, me sientas, presientas, me adivines
-entre amarillos Van Gogh de girasol y lirio-
surgiendo en el primer rayo de sol de tus mañanas,
como la soledad: intacta.

«El grito» expresionista: luminosa, vertical, concéntrica a tu vida,
con mi piel aún por estrenar,
allegada a cada esquina de tu alma, a cada orilla,
y enredada como una serpentina entre tus círculos,
una vez y otra vez y otra vez: resucitando en ti.
Resucitando.

indah