viernes, octubre 21, 2005

Atrás quedan

(artero tiempo de mis dos mitades: qué ansia de quedarme y me voy)
la sala de esperar sonidos de metal oxidado brumoso
y maletasOrugas que arrastran a sus dueños ocultos en gabardinas
beiges;
se derivan las voces: huyen hacia un silencio de acacias
que acurrucan el frío -inhóspito nevero- de los grandes espacios,
hiela sobre los rostros, los besos, las caricias, los mil y un
adioses.
(Hiela sobre mi boca el dolor blanco y rojo en que te dejo).


Frente a mí, un solar vacío se puebla de balcones fantasmas:
en todos -juego de luz, espejo, azogue- habitas tú
y una agonía evanescente -insepulta- que irradia purísimos azules.


(Me siento a mirar ventanales, y las blondas, encajes, los zigzag,
me hablan de inquietas esquinas que se angulan,
de un tiempo inamovible, de calles desandadas).


Hoy, que la tarde peina rizos de niña púber
y yo despeino en mis cabellos los olvidos y las palabras dichas;
hoy, que la luz es un cristal perfecto -exactamente roto-
hoy, que es tiempo de katiuskas amarillo mimosa
(pastan aviones bajo un cielo embobado y ya casi plomizo)
de tu marfil -de enroque a enroque- escogeré mis uñas.


indah

2 Comments:

Blogger UMA said...

...hiela sobre los rostros, los besos, las caricias, los mil y un
adioses...
...hoy, que es tiempo de katiuskas amarillo mimosa...

Hoy me falta a mi la clave;))

Un abrazo a In, que hoy me instala en un mundo 'fantàstico'.
Buen fin de semana, disfrutalo.
Un placer, nè.

4:08 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

los cristales perfectos -rotos- como toda la formación de los cristales, como las calles des-andadas, vamos vamos, el camino sigue, hay recodos.

5:56 p. m.

 

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