jueves, mayo 26, 2005

Indah

Porque una existencia incompleta es, a veces, suficiente


Las luces del ocaso alargan las sombras
alabean los sueños, los ciñen a tierra,
amalgaman recuerdos con antiguas mentiras
que describen su órbita más allá de lo mítico.

Seguro que serás sólo una mujer corriente
probable será que no te distingas
de las otras personas que viajan en Talgo
si te quedas callada,
si tan sólo eres blanca.

Pero si yo fuera tu “trasgu”
no ordenaría tu casa
ni barrería tu porche
ni te espiaría en la ducha,
buscaría en tus libros esa savia de vida
que muchos buscamos
y algunos encuentran

Extraños consuelos llegan de tu orilla
como pecios de roble
como jirones de aúricas
como náufragos muertos
aunque ahora respiran.

No puedo olvidar lo soñado
porque a fuerza de sueños
se me ahorma la vida
porque sueños de fuerza
me dejaron desierto
porque sueños forzados
afilaron mis nervios.

Imagino tu mente apostada en la playa
sintiendo la arena labrando en las dunas
aguardando la luna sobre la cañada
recogiendo el rocío en tacitas de plata
concentrando tu afán en la buida blancura
de esas cartas –vitales-
que no escribirás nunca.


Carz

2 Comments:

Blogger indah said...

indah te da las gracias, carz san :)

Ya en el "sinto", la religión tradicional del Japón -como bien sabrás-, cada cosa puede ser centro de activas fuerzas cosmológicas. También en el "chanoyu", la ceremonia del té japonesa, cada objeto adquiere una presencia fulgurante. La casa de té. Que contempla dos ríos, uno de adentro y otro de afuera. El río de afuera: el cielo, la tenue cascada lluviosa; los árboles y las plantas, que susurran versos, de poesía indescifrable. El río de adentro, continua diciendo Esteban Ierardo, la exquisita y serena salud que mana la taza humeante, la cuchara de bambú; y todos los utensilios y todo lo que vive en el recinto reposado. Del té. Que reconcilia el espíritu con la fuerza. Serena. Con la belleza. Del orden sencillo.

indah se inclina y te señala un lugar preferente: hoy ha cambiado sus islas de La Sonda y su makan pagi, por otra isla: Japón. Toma asiento, carz san. Disfruta de la ceremonia.

Quizá el kimono trastoque sus pensamientos. Quizá hoy no recoja el rocío. Quizá saque a la luz sus cartas vitales. Con cuidado. Con mucho cuidado.

(No vaya a ser que se conviertan en polvo las minúsculas flores que nacen a orillas de las charcas).

3:18 p. m.

 
Blogger Carz said...

Como siempre un placer leerte. Casi han llegado a mí los aromas del té con el que me honras inmerecidamente.

Arigatô gozaimasu
O daijini

4:09 p. m.

 

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