martes, junio 07, 2005

Hasta que vuelvas



"Barcas al atardecer". Poch Romeu



Y es que me faltas tú: como el viento al molino, como a la mar la barca.
¿Por qué cuando te vas, es todo como un rito?

No me acostumbro a esta sombra colgada al fondo de mis ojos,
ni al silencio que roza, susurra, o se acurruca y duerme
ocupando tu espacio en todos los rincones.

Ni al plástico que pincho (para engañar al tiempo)
en la aguja pequeña del reloj del salón,
que ahora no da la una ni las dos ni las tres:
da tu ausencia exacta,
en esa hora que nunca fue de nadie, sino nuestra.

Es que me faltas tú. Y por mucho que mis sueños tiendan a tu universo,
aunque le pegue sellos a tu cielo, y notas amarillas que ya,
de tan usadas, precisan de chinchetas,
no me acostumbro, no, al brillo enjalbegado del espejo
que vive en el pasillo y guarda tus ausencias;
que las guarda, las cuenta y envía tras de mis pasos réplicas de tus huellas.

Aunque te rías, y digas (siempre) que es invención mía:
que un espejo no acecha ni aunque esté en el pasillo, yo sé que, oculto,
viviendo en su reflejo de un blanco tan oscuro
que en él, quizá, ya ni Dios Se esté Siendo,
en sus hilos brillantes se refleja una sombra -que tampoco eres tú-
repartiéndose un tiempo,
que recuerdo haber visto en ese otro momento en que lo vemos todo.

Y es que me faltas tú.

Me quedo... como si me olvidara a mí misma
en mí misma en alguna otra parte;
y debo recordarme que «lo prometido es deuda».
Y que no he de estar triste.
Por eso, aunque la imagen diga: «tienes lo necesario», y yo diga:
«sí, lo tengo, tengo ojos; y ganas. Pero es que... no sé,
no sé dónde he olvidado mis lágrimas».


Y es que, cuando te vas...
Hasta que me digo que para no hacer más que pensar en ti,
más que medir tu ausencia, mejor será que vaya a peinar a la Luna,
a escalar el alba, o a «saber» si es tu beso el que me está esperando
en esa nueva estrella que cada noche invento.

Y es que, cuando te vas
yo me quedo sin ti, y me quedo sin hadas.

Es... casi como un rito. Y tú me faltas, tú:
como el viento al molino, como a la mar la barca.

indah

7 Comments:

Blogger Joshua Naraim said...

Simplemente precioso

...Y es que, cuando te vas
yo me quedo sin ti, y me quedo sin hadas...

Perfecta la imagen, conmovedor la letra, como "canela" el espíritu.

Me mezo en tu post como una barca en el atardecer.

12:16 a. m.

 
Blogger indah said...

Gracias.

Un amigo me contó que las barcas tienen vida propia, porque, poco a poco, hacen suya la de su dueño. Desde entonces me entristece profundamente ver barcas descuidadas. Tengo la sensación de que ellas también sufren el abandono.
Me tranquiliza "saberte" mecido -como una barca llena de vida, llena de historias por contar- en mi post :)

11:29 a. m.

 
Blogger Carz said...

"o a «saber» si es tu beso el que me está esperando
en esa nueva estrella que cada noche invento"


Muy estúpido tendría que ser él (quien fuere)para que no te enviara un beso a las estrellas que inventas cada noche.
¿qué nombre le pones a las estrellas?
:-)

2:10 p. m.

 
Blogger UMA said...

Y sì sabemos de espejos, de relojes en punto o acelerados en marcha, de cementerios de barcas, de sombras, cuando alguien te falta...y tambièn un rito amargo la espera, del que espera y desespera.
Ilustrado, aùn màs bello;)

4:48 p. m.

 
Blogger indah said...

"¿qué nombre le pones a las estrellas?"

Casi ninguna tiene nombre, aunque hay una que sí lo tiene –negaré haber dicho eso- :))). Son estrellas pequeñinas, casi minúsculas; y es que, cuando las invento, he de ir dejándolas con mucho cuidadito en el cielo para que las otras, ya sabes, las estrellas importantes, las "grandotas", las que se pirrian porque los ojos de todos los astrónomos del mundo se fijen en ellas, no se den cuenta. Pero están. Sí. Allí, generalmente cerquita de La Polar. Quizá mucha gente no las descubra porque como no son tan brillantes ni organizan tanto lío como las otras, pues... pero yo sé que tú, cuando veas una parecida a las que te he descrito, sí le prestarás atención porque sabrás que alguien la ha colocado ahí para que, desde cualquier parte del mundo, quien sepa mirar el cielo pueda verla. Y porque recordarás que es importante para ella. Muy importante.

9:40 p. m.

 
Blogger indah said...

"...y tambièn un rito amargo la espera, del que espera y desespera."

Sí, tienes razón, quizá sea un rito amargo la mayoría de las veces. Pero verás, cuando yo era pequeña mi abuelo me enseñó (para tenerme quieta, imagino :) a escuchar cómo crecía el maíz, las judías verdes, los tomates :) Si quieres escuchar lo que te digo -me decía- has de quedarte muy quieta, y muy calladita, porque si se dan cuenta de que observas, crecerán en silencio y nunca lo lograrás :))

Es tan increíble su sonido cuando crecen, tanto, que no se puede explicar, uma, hay que "vivirlo", ni siquiera escucharlo -siendo escuchar, como bien sabes, aún más 'importante' que oír- :)

Esperar es amargo si esperamos con amargura, pero lo es menos si a esa espera somos capaces de ponerle un puntín de alegría, incluso cuando esperamos contra toda esperanza.

Gracias :)

Por cierto: precioso color el de tus (imagino que serán iguales los dos) ojos. Precioso.

9:55 p. m.

 
Blogger UMA said...

Igual titulaste "hasta que vuelvas", asì que ahì la esperanza de la espera, aunque el parèntesis entre la "ida y la vuelta" este plagado de nuestras ansiedades, me encanta como escribes y describes, me paseo por tus relatos y poesìas como por hermosos paisajes;)

1:25 a. m.

 

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