lunes, mayo 15, 2006

Variaciones

Sonaba un saxo, o me eso pareció, y era, decías, medio marzo.
Y aquel marzo de lilas y goteras
caía desde el toldo, mansamente, sobre los platos, los vasos y la mesa
y sobre tus zapatos y la acera. Vamos, dijiste, vamos.


Una ciudad dormida nos esperaba al otro lado:
la luna se deslizaba a ratos cortos, señora de la luz,
entre las sombras, entre las callejuelas,
y la noche -que a mí me parecía esplendorosa-
bajo un cielo nublado de mimos y de estrellas
exhalaba despacio su perfume, poco a poco,
entre la herida del tiempo y de los muros
-o entre los muros heridos por el tiempo- de la vieja ciudad;
y en cada puerta, esquina, en cada reja
en la que nos parábamos: tu mano sujetaba firmemente la mía.


El esplendor llegó más tarde: con el viento en mi pelo (mis ojos sólo esperaban, ay, amor, la primavera); había un hombre allí, tocaba el saxo, ¿lo recuerdas? debajo de un toldillo: La Colonial, rezaba; y yo, inocente de mí, tratando de ocultarlo, pensado que el responsable de aquel insólito sonido era mi corazón enamorado que, por fin, andaba por las calles de la vieja ciudad fenicia de tu mano. Y es que sonaba -lo recuerdo muy bien- tan íntimo y tan claro, acompañado por el chop chop chop chop de las gota ahogándose en los charcos.

Lo miramos -los dos como dos bobos, parados delante de él-. Y sonreía.

-¿Bailas?

y yo, casi hice un chiste, hasta que tu otra mano rodeó mi cintura
y entonces, ¡ay, entonces!, descubrí (el viento en mis cabellos
y tu barbilla tratando de peinarlos) en mis mejillas,
mis ojos y mis labios, cómo logra la noche,
mezclándose en el sonido de un blues dulzón y melancólico,
con el olor a lilas despuntando -a medio marzo-
mientras sonaba un saxofón sólo para nosotros,
ser una anunciación, amor, entre tus brazos.


indah

5 Comments:

Blogger UMA said...

Es casi una escena que he vivido...
quizà sonaba un saxo,
quizà sòlo era su voz junto a mi oìdo...
indescriptible sensaciòn la que conservo...
bello recuerdo de un amor "de para siempre".

Bello.
Un abrazo, Indah

1:49 a. m.

 
Blogger Carz said...

Describes las situaciones con una maestría que casi asusta.
Me gusta leer las situaciones tamizadas por tus letras: las embelleces con una naturalidad deslumbrante.

Magnífico, indah.

Un abrazo

2:12 a. m.

 
Blogger indah said...

Si es así, uma, espero que, como yo, lo guardes como lo más querido. Nunca le agradeceré suficientemente a la vida que me lo haya regalado. Haber amado y haberme sabido amada así me basta. Y aunque comprendo que es fácil pensar que me conforme con poco, yo no necesitaba -no necesito- más. Al contrario: me harían falta mil vidas -como mínimo- para agradecerlo. No. Me he quedado corta :)

Gracias, guajina.

12:19 a. m.

 
Blogger indah said...

Gracias, Carz. Me has hecho cerrar los ojos, y sonreír. ¿Maestría? No. Maestría la del alfarero frente a su torno luchando por dar vida al barro. Luchando por expresarse a través de él, tan maleable, tan puro: tan exigente. Hoy lo echo de menos. Echo de menos su SER. Porque siempre podrás esperar una réplica perfecta. Envidio a quien es capaz de arrancarle su alma. Quizá porque hoy lo necesito. No lo sé

12:33 a. m.

 
Blogger Mar said...

Yo solo cierro los ojos y contemplo como -a medio mayo- tu poema me hace evocar algo muy parecido que sucedió hace muchos años.

Eres mágica.

Y sólo pasaba a dejarte un beso y decirte que me cuidaré porque como dices, nadie lo hará por mi.

Mar :*****

11:36 a. m.

 

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