martes, mayo 03, 2005

Carta De Ajuste (Aviones de papel)


Aviones de papel


(o como dar calabazas elegantemente y sin que te interrumpan)


No te extrañará, pues, como bien sabes, con tu inestimable ayuda he conseguido ser, casi, una mujer «cultivada» y no precisamente en tierra extraña sino en la propia, que comience esta carta con palabras de Madama Crotalistris:

«Muy Sr. mío»: Y
(continuo yo, que una cosa es que me guste que sepas que soy culta, y otra muy distinta que me guste que hablen por mí o escriban mis cartas), y -como iba diciendo- pues sientes curiosidad por aquel día que, según veo, no has podido olvidar, haré un esfuerzo e intentaré explicártelo aunque me temo que no lo encontrarás razonable: por fin me habías llamado, y una, que es así, recuerda de repente -es un inciso, sí- y se descubre cantando una letra pegadiza: la del último anuncio de la tele, o repitiendo palabras que no son suyas, y es que, aunque tú piense que a ti ni fu ni fa, no es cierto. Bien a lo que iba: me habías llamado, y descolgué del espejo mi mirada extravagante, y deje mi sonrisa de niña en el trastero jugando con los trastos, los antiguos, los de otro tiempo; entonces las miradas te gustaban inocentes, quizá aderezadas con una pizca -aquí y allá- de picardía y bebías coca-cola y comías hamburguesas; pero eso fue antes, mucho antes, cuando aún los demás se empeñaban en pensaban por nosotros; cuando tú todavía no... ¡bah, eso da igual! Salimos, charlamos, paseamos, no voy a extenderme en florituras, y ya de vuelta en casa, mientras pensaba que nunca me ha gustado la coca-cola, y ahora después de tanto tiempo resulta que estábamos de acuerdo -aunque sólo fuera en eso-, y me preguntaba con un cierto retraso, pues con esa forma tan vehemente de explicarte no me habías dado ocasión de hacerlo, ¿qué culpa tendré yo de tanta obcecación y tanto desbarre, o de que me hayan regalado un puzzle de cinco mil piezas de New York? (en fin) guardé en el primer estante del armario, mi sonrisa arrugada, mi mirada de Matta Hari, las lentillas de Norma Jeane Baker impresas sobre papel charol; después, graciosamente, dejé caer el guante de Rita-Hilda en el suelo, y los Levi's los eché en el cesto de la ropa para lavar. ¡Ah!, antes, con la barra carmín (Revlon) que tanto te gustaba, me escribí un mensaje en el espejo, lo reproduje en un trozo de papel de celulosa (léase higiénico) y la verdad es que quedó inservible (la barra). Ya sabes que los náufragos, bueno, algunos, lanzan «eseoeses» en botellitas, yo, ¡qué le vamos a hacer!, como no tenía ni un mar ni un océano a mano, hice con el papel un avión con forma de paloma, como la de la paz, hasta pico tenía, y los eché a volar: avión-paloma y alma. No puedo asegurarlo, pero imagino que aunque la mar no es el viento, llegarían también muy lejos, quién sabe si hasta una playa de alguna isla remota, por eso, y aunque no sea necesariamente consecuencia, no volví a responder a tus llamadas. Así todo, como una no puede olvidar de repente, o como suele decirse, en un plis plas, leo tu columna cada semana, y a veces siento deseos de escribir una carta -una de esas que se llaman abierta al director, o a quien sea-, no voy a negarlo, ya sabes que me gusta escribir, pero, como algo hemos hablado de tales cosas, me digo: total, ¿para qué? ¿Quizá para felicitarlo como Madama Crotalistris?, me insisto, pero chico, nunca me animo, creo que no lo haré. Respondo a ésta tuya, eso sí, no sé si porque me han educado bien, o porque me apetece, y la respondo tal y como soy y lo he hecho siempre, es decir, un poco ¿alocada?, y porque es igual que tenerte en sentado en frente, pero amordazado, ya que de otra forma no me darías tiempo de abrir la boca o dirías que todo lo que digo son eso: niñerías impropias de quien piensa por su cuenta y tal y cual, y te cuento, ¡como si no lo supieras!, que te he visto, aunque igual piensas que no viene a cuento: hoy te he visto otra vez. A tu derecha, la Marilyn de turno, y su mirada extravagante, y los labios carmín y su sonrisa (no estaba arrugada). E imaginé la cara de quién hubiera encontrado mi avión-paloma-alma. Pensará –me reí-, ¡vaya loca!, pero qué libre, qué libre me sentí, ya sabes, sentí niñerías impropias de quien piensa y tal y cual, y tiene el coco bien amueblado y no se deja doblegar por el imperialismo, la doctrina, y no sé cuántas cosas más; pero eso es lo que tienen de malo los espejos cuando los garabateas con carmín (Revlon), que cedes a la tentación de mirarte -de otra forma, con otros ojos- y, aunque no quieras, acaba por encontrarte en ellos, y si te descubres cantando una letra pegadiza: la del último anuncio de la tele, o repitiendo palabras que ¡mira tú por dónde!, nunca, nunca son tuyas... entonces, bueno, lo que te decía, que aunque pienses que a ti ni fu ni fa, no es cierto. Adiós, dijiste gentilmente; adiós te respondí, y a la que iba a tu derecha, mentalmente, le dije: aún no sabes, me temo, en que lado has caído «Rosa de Tokio». Me paré sorprendida, ¿qué culpa tiene ella? -me pregunté-, ninguna me respondí, pero hija, este año hace años, y además, a él no le pega ese nombre, es tan varonil. ¡Ah!, caray, que casi se me olvida: que te agradezco mucho que me hayas escrito. Y no, no volveré a salir contigo, te aprecio, y sé que no acabaría bien, por mi culpa –naturalmente- pues soy incorregible y le he cogido gusto al viento, a los aviones de papel, y a la libertad de pensar como me dé gana, pero también quiero que sepas que he aprendido, y no de ti precisamente, a respetar, con todo lo que implica, aquello que piensan los demás.
Yes, I remembe: japiberdi mai frend. And gud bay mai dear.


indah.

3 Comments:

Blogger Joshua Naraim said...

Y tanta luz para buscar la noche, José Antonio Valle

¡Vaya carta!... me duelen los ojos sólo de leerla.

...y me intriga
la historia que esconde.

11:55 p. m.

 
Blogger Carz said...

Querida indah,

Siempre te dije que Paco no estaba hecho para ti, vamos que no está hecho para nadie. Es incapaz de tener compañeras, ni tan siquiera amantes, sólo quiere admiradoras, sólo necesita sentirse deslumbrante...

Y, aunque es cierto que la primera impresión que causa es grata y que muestra una cierta desenvoltura, su principal cualidad es detectar con una habilidad de pasmo a sus potenciales víctimas. En cinco minutos descarta a aquellas personas en general, mujeres en particular, que no van a seguir su juego y poca veces se equivoca.

Tú caíste ante los fuegos de artificio de Paco, sencillamente por tu bondad, porque a pesar de las inquietudes subconscientes que te daban la voz de alarma, enseguida se dio cuenta de que tu punto débil era la franqueza: si se mostraba franco siempre le darías una segunda oportunidad y conseguiría anteponerte su máscara de “intelectual desasido”.

Y es que Paco no es mal tipo, tiene conatos de verdadera buena persona, pero son sólo conatos, a la larga se derrumba por el peso de su ego y entonces le entra el vértigo, pierde el control de la situación y corre…

Bueno, ya lo sabes, qué te voy a contar ¿quedamos para cenar mañana?

Carz.

3:15 a. m.

 
Blogger UMA said...

"comprendo que no siempre estes dispuesto, a darme libertad para sentir, yo me la tomo igual y te aseguro, que es una buena forma de vivir" describe asi la canciòn, de una mujer de viento que alguien no consigue desnudar...por esa eterna torpeza de varon que juega a indòmito, por su debil corazòn de un centimetro, por su corta vision de joven anciano...
"SI ESTOY REZANDO TE VESTIS DE DIABLO,
SI ESTOY EN CARNE VIVA SOS HALCÒN"
Pero cada historia tiene recovecos insondables, para el nosotros, para el yo, para aquel el...para quien lee, para el que esta afuera...para el tiempo mismo que distorsiona lo vivido para estar un poco mejor.

7:07 p. m.

 

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