jueves, marzo 13, 2008

A merced del miedo

Aunque hacía calor -demasiado-
oculté las manos.

Y en la línea del forro, ya sabes: ahí donde
por mostrar escondites secretos se descosen los bolsillos,
descubrí -de nuevo- el tacto de la arena fina. Ya sabes, la de la playa.

(La has guardado sin lavar -la chaqueta-, me dije).

Y pensé en ti. No fue alegre la vuelta a casa.

Has de acostumbrarte -me dije-.

Y asentí, y pensé en ti y en aquello que dice Olvido García Valdés:

"Terminada la juventud,
se está a merced del miedo".

Y antes, me hubiera gustado decirle. Y después.

indah

2 Comments:

Blogger Carz said...

A veces, la linea del forro, resulta más decidida que nosotros: recoge y conserva de forma natural e incondicional.

Nosotros tamizamos lo que recogemos, y, a menudo, el miedo tiene un tapiz mi tupido, con lo que todo queda fuera.

Hermoso poema, indah.

Un beso.

1:29 p. m.

 
Blogger indah said...

Gracias.

1:20 a. m.

 

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